17/1/11

Ya existía la casa por cárcel. Junto a la puerta, durante las veinticuatro horas del día un soldado romano con toda su armadura vigila al preso. Un hombre de edad avanzada escribe las últimas líneas de una carta destinada a una de las iglesias más antiguas de Europa. El mensaje final es claro, ¡regocijaos! 

Por su mente pasan imágenes de su encuentro con el Señor cerca de Damasco, de sus mensajes en distintas ciudades, de sus amigos, de los apedreamientos que sufrió, de sus arrestos, de sus defensas, del último viaje en el que estuvo cerca de la muerte en varias ocasiones, y por último se ve allí rodeado de las cuatro paredes de una cárcel romana en la casa de Cesar en Roma. El común denominador de todas sus experiencias es Jesucristo, el evangelio, la gracia por lo que puede decir que a pesar de todo no es momento de estar triste, al contrario es momento de estar alegre. Pablo lo está, e invita a sus lectores a estarlo. 

Después de diez y nueve siglos estas palabras tienen vigencia. Vivamos alegres. Dios nos ha dado la oportunidad de ser sus hijos, nos ha salvado, nos ha dado su espíritu, hacemos parte de su pueblo, contamos con Dios, no estamos solos. Vivamos alegres. ¿Sabe que no hay situación que Dios no pueda manejar? Nosotros somos limitados, Él es Todopoderoso.

Es muy interesante que el mensaje de Pablo no se limita a decir: ¡vivan alegres! Nos da un punto de partida: alégrense en el señor. Esto podría sonar un poco extraño para algunos pero no lo es. ¿Cómo puedo vivir alegre en el señor? Algunas líneas más adelante Pablo presenta un principio que nos podría ayudar a responder la pregunta: Todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Permítame ampliar un poco el sentido semántico de última palabra del texto, no solo pensar sino actuar, es decir, no solo en esto pensad, sino, esto haced.

La lectura de un buen libro, escuchar una canción con mensaje, salir a comer un helado con los amigos, salir de viaje con la familia, hacer deporte, llamar a un viejo amigo, demostrarle a nuestros seres queridos cuanto los amamos, y muchísimas cosas más entran en todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo etc. 

Que bueno que tenemos la oportunidad de vivir alegres, de estar contentos en el señor.

John Anzola
Junio de 2008

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