Me motiva escribir este artículo la intención de aclarar con exactitud académica – léase también exactitud filológica - la acción de criticar, el papel del crítico, lo criticable, y lo criticado
La crítica.
Comencemos por el principio. ¿Qué es criticar?
Es común que el futbol sea comentado. Cuando vemos un partido de futbol por televisión, o lo escuchamos por radio, nos encontramos con la transmisión no solo de la imagen sino también de unos narradores que nos cuentan, minuto a minuto, lo que está sucediendo. A los narradores los acompañan unas personas expertas en futbol que tiene la labor de comentar el partido, se les denomina comentaristas deportivos. Generalmente son personas dedicadas de lleno a esta tarea, la mayoría de ellos son periodistas expertos en deportes.
El último año tuve la oportunidad de conocer y compartir con un periodista deportivo y comentarista de futbol, además es locutor de radio y docente universitario. Su conocimiento sobre el deporte, y sobre todo del futbol es inmenso, cuenta con más de 40 años de experiencia en el medio. Conoce todas las jugadas que puedan existir, conoce todas las técnicas futboleras, conoce plenamente el reglamento de futbol, conoce los jugadores, los técnicos, los árbitros.
Durante el juego y a medida que éste se desarrolla va comentando desde su conocimiento y experiencia, el partido. Interpreta la organización del equipo, comprende la estrategia establecida por el técnico, evalúa y valora cada jugada, cada movimiento. Durante el tiempo de descanso, después del primer tiempo, toma la palabra y expresa sus puntos de vista. Expone, lo que su juicio, está bien y está mal, responde a la pregunta quién juega mejor, qué puede hacer el equipo X para mejorar su juego, etc. El comentarista deportivo separa cada una de las acciones del juego y las valora, como buenas o como malas.
Sus comentarios guían al televidente o al radioescucha, lo orientan, con la intención que éste entienda cada una de las jugadas, que entienda el partido. El futbol es más que 22 jugadores detrás de un balón, y la labor del comentarista es reseñar el juego, valorando el mismo.
El comentarista deportivo se define como un crítico de futbol. Traigo este ejemplo a colación porque creo que nos ayuda a entender la crítica como la valoración de una acción.
Es importante en este punto citar algunas definiciones.
El diccionario de la Real Académica de la Lengua Española define criticar como: Juzgar de las cosas, fundándose en los principios de la ciencia o en las reglas del arte.[1]
El diccionario María Moliner define criticar como: Expresión de un juicio sobre algo; particularmente, sobre una obra literaria o artística o sobre la actuación de artistas, deportistas, etc (...) Conjunto de las opiniones expuestas sobre algo. [2]
En la página wikipedia definen crítica como: la reacción o la opinión personal o analizada ante un tema.[3]
Etimológicamente la palabra criticar proviene del griego krineo que significa separar, distinguir, escoger, preferir. La labor del crítico se pude explicar como el separar las cosas, las acciones, escoger una cosa por la otra, valorar una cosas respecto a otra.
Para ir un poco más adelante quisiera citar la definición del profesor Plutarco Bonilla: La crítica consistirá, por tanto, en discernir, en aquel o aquello que se critica, lo encomiable de lo censurable, lo imitable de lo despreciable, lo válido de lo inútil, lo profundo y sólido de los superficial y huero. En fin, lo positivo de lo negativo.[4]
Más que citar o re-construir una definición adecuada de crítica es importante citar dos principios indispensables:
En primer lugar, la crítica es una valoración fundada. Esto quiere decir que la valoración que se haga sobre algo debe ser sólida, fundamentada en parámetros previamente establecidos, en los principios de la ciencia o en las reglas de las artes. La crítica debe ser objetiva.
En segundo lugar, la crítica siempre debe enfocar sus esfuerzos en identificar los aspectos positivos y negativos de una acción, es decir, el crítico en ningún caso debe dedicarse resaltar únicamente los aspectos negativos, y tampoco irse al otro extremo y convertir su valoración en solo elogios. La persona que intenta hacer crítica y únicamente ve aspectos negativos en todo lo que valora deja de ser un crítico serio y se convierte en un criticón pobre.
La crítica no consiste en seleccionar todos los aspectos positivos de un hecho y relegar o rechazar los aspectos negativos. El accionar crítico consiste en valorar tanto los aspectos positivos como los aspectos negativos. En un hecho donde pareciera solo existieran hechos negativos, el crítico tiene el deber de discernir lo positivo en lo negativo, así mismo cuando un hecho pareciera ser completamente positivo, el crítico debe discernir lo negativo en lo positivo.
El escritor argentino Jorge Luis Borges afirma que: Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la Crítica. Seguramente muchos de nosotros hemos tenido la tarea de organizar nuestra biblioteca, esa tarea es una labor crítica. Consiste en seleccionar qué libros deben estar aún en la biblioteca y cuales deben salir de ella. Recuerdo el aparte (capítulo VI) en donde el barbero y el cura queman los libros de Caballería con los que Don Quijote de Mancha se hizo caballero. Esa labor exactamente es ejercer la crítica. Seleccionar entre muchas cosas, unas y otras, valorar de acuerdo con bases sólidas qué debe salir y qué debe quedarse, valorar qué es positivo y qué es negativo.
Culturalmente la palabra crítica ha adquirido una carga negativa. En algunas acepciones de los diccionarios citados anteriormente se lee:
RAE: Censurar, notar, vituperar las acciones o conducta de alguien.
María Moliner: Ataque o censura; juicio en que se expresan faltas o defectos de alguien o algo. Acción de hablar mal de alguien. Murmuración.
Es importante mencionar que los diccionarios recogen el uso que los hablantes hacen de una respectiva lengua, es decir, el hecho que estás acepciones estén en el diccionario no significa que estos sean las definiciones precisas. Obedece al uso que han hecho los hablantes de esa palabra. Rigiéndonos a las ciencias del lenguaje, la definición acertada para nuestra palabra se acerca más a la mencionada anteriormente, definición que se ajusta a la etimología de la palabra.
Hacen uso de la primera acepción de manera adecuada los periodistas que se especializan en determinados temas como deportes, música, pintura, la literatura, el cine, las artes en general, etc. De manera que está sustentado que la segunda acepción de la palabra obedece más a un uso popular, alejado del ámbito académico.
Es por esto que es importante mencionar lo que no es criticar. Dado que la palabra, por el uso que los hablantes han hecho de ella ha adquirido una carga negativa se relaciona equivocadamente con otras palabras como: juzgar, murmurar, quejarse, condenar, y por lo tanto el crítico se relaciona con el ser orgulloso, el ser altivo, el ser rebelde.
Aunque no es el tema, mencionemos la definición de algunas de las anteriores palabras con el fin de marcar las diferencias con la acción de criticar.
Juzgar: dicho de una persona que puede deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente. En el juicio hay condena, hay sentencia. El único que puede determinar que alguien es culpable y condenar a alguien es un juez. Ahora, lo condenable es la valoración de un hecho negativo, nunca de un hecho positivo. Por lo tanto la tarea de un crítico en ningún caso es juzgar, esa no es su tarea.
Murmurar: Hablar entre dientes, manifestando queja o disgusto por algo. En su uso coloquial se define como conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones. Como podemos ver la murmuración recae también sobre lo negativo de una acción, y en ningún caso esta valoración es fundada, sólida.
Quejar (se): Expresar con la voz el dolor o pena que se siente. Manifestar el resentimiento que tiene de otra. Manifestar disconformidad con algo o alguien. Presentar querella. En todas las acepciones de la palabra se puede ver la carga negativa y cómo se aleja de la definición de crítica.
Todos los seres humanos, de una u otra manera, somos críticos. En todo momento estamos valorando nuestras acciones y las acciones de los demás. Evaluamos la labor del presidente de la república, evaluamos en rendimiento del equipo de futbol durante el partido, evaluamos la ropa que tenemos puesta, vemos si estamos bien o estamos mal, etc. Dios, al crearnos seres pensantes, homo sapiens, nos dio la capacidad de valorar, de evaluar, de discernir las personas y los hechos. De allí que el ser crítico no significa ser rebelde.
El crítico.
Para desarrollar este aspecto se adaptaran algunas ideas expuestas por el maestro Plutarco Bonilla sobre el tema; afirma que el crítico, el sujeto que ejecuta la acción de valorar un hecho, debe considerar algunos puntos[5]:
Primero, toda persona tiene derecho a expresar sus opiniones. Como ya se mencionó todos los seres humanos somos críticos por naturaleza, y así mismo tenemos el derecho de expresarnos libremente. Cada persona opina de acuerdo con sus experiencias, al variar la experiencia varía la opinión, en la medida en que la experiencia sea más profunda, así mismo lo será su opinión.
Segundo, para todo ser humano el límite del derecho propio es el derecho del otro (o de la otra; es decir, del prójimo). Con mi opinión no puedo “pasar por encima del otro”, con la manera de expresar mi opinión no puedo violentar o afectar negativamente al otro. La grosería, la altanería, no tiene cabida en la crítica seria.
Tercero, el crítico ha de ser responsable. Como ya se dijo la crítica debe ser fundada. La crítica exige integridad en al argumentación, ésta debe sostener adecuadamente la opinión. El crítico es responsable en la medida en que su opinión está debidamente argumentada. La responsabilidad del crítico depende de la seriedad con que haga la crítica.
Cuarto, el crítico ha de evitar, en la medida de lo posible, los prejuicios. Como seres humanos construimos opiniones previas acerca de lo que aún no conocemos y generalmente dichas opiniones son negativas. El crítico serio debe hacer a un lado, en lo posible, dichos prejuicios que no le permitirán valorar objetivamente un hecho.
Quinto, el crítico debe tener un concepto objetivo de sí mismo, debe pensar de sí mismo con cordura. Una adecuada opinión de sí mismo ayudará al expresar de manera objetiva su crítica. En otras palabras, el crítico debe tener claro que su crítica es criticable, que no es la última palabra sobre el hecho criticado.
Sexto, el crítico debe conocer y tener experiencia respecto a lo que crítica. Estos dos elementos son indispensables para ser un crítico serio. El crítico de arte será una persona que tenga conocimientos profundos en temas relacionados con el arte, y que además tenga experiencia en arte. Se debe aplicar un principio básico: el crítico solo hablará de lo que sabe. Estos dos ingredientes fundamentales serán la plataforma desde la cual el crítico valorará una acción.
Séptimo, el crítico debe saber expresar su valoración. El respeto será el común denominador de la crítica. Al ser el crítico criticable, este debe pensar seriamente en la manera en la que expresará su crítica.
Octavo, el crítico, al hacer la crítica, debe tener un objetivo claro, más allá de simplemente valorar o criticar. Criticar por criticar en últimas no tiene mucho sentido. El crítico debe tener claro para qué dará su opinión. Este puede buscar: orientar a otros respecto a la acción o producto. Por ejemplo, una reseña cinematográfica es una crítica de una película, la intención del autor es orientar al lector respecto a la película. Luego de leer la reseñar el lector conocerá la opinión del autor sobre la película. Otro objetivo puede ser ayudar al autor respecto a su quehacer. La crítica de arte, en muchos casos, ayuda a los pintores jóvenes a perfeccionar sus técnicas.
Hay un dicho popular que dice: El objetivo de la Crítica es dejar al criticado con el sentimiento de que ha recibido una ayuda.
Es importante distinguir el crítico del criticón. Lamentablemente en nuestra sociedad los criticones aumentan considerablemente. Si tuviéramos que definir el ser criticón tendría que decir que es lo opuesto al crítico. Si se quiere identificar, el criticón es aquel que no tiene en cuenta muchos de los principios anteriormente citados.
En primer lugar pasa por encima de todos. Citando su derecho a expresar sus opiniones, el criticón no tiene cuidado de lo que dice, no le interesa pasar por encima de las demás personas, llega a ser ofensivo. El crítico no es responsable. Sus opiniones no están debidamente fundamentadas, sus argumentos son pobres, y no es capaz de sustentar sus palabras, al verse confrontado prefiere negar haber dicho lo que dijo. Sus opiniones parten, en gran medida, de lo que el piensa previamente, sus opiniones parte de sus prejuicios. No analiza, no evalúa, no tiene en cuenta unas reglas básicas para dar sus veredictos.
El criticón se cree mejor que los demás. Es común que la persona criticona cree que es mejor que todos, que nadie puede hacer las cosas como él las hace, así que todo lo que los demás hacen está mal, y por ende lo que él hace está bien. El criticón siempre detallará lo negativo de todo. Para él nunca habrá algo positivo, a no ser que él lo haya hecho.
El crítico valora todo. No es especialista, generalmente no tiene conocimiento ni experiencia sobre el hecho o la acción que crítica. Es imposible que un crítico serio valore todo de manera adecuada. Siempre en crítico valorara y criticara su especialidad, dado que sabe y ha tenido experiencia. El criticón no. Él habla de todo aún sin tener conocimientos sobre la materia.
El criticón no piensa para hablar. A él no le interesa el cómo decir las cosas. No tiene reparos en pensar antes de hablar, simplemente dice que lo piensa; no tiene cuidado en la manera de expresarse. El criticón no tiene un objetivo claro, generalmente no tiene objetivo. Simplemente cree que su objetivo es opinar, crítica por crítica. Cuando la crítica no tiene un objetivo claro provoca malestar y daño. El criticón, parece buscar una condena, así que más allá de criticar lo que hace es juzgar.
El papel del criticón ha dañado el concepto de la crítica. El criticón se relaciona adecuadamente con la murmuración, la queja, la mentira; con facilidad el criticón es orgullos, altivo y hasta rebelde. Desde todo punto de vista el papel del criticón es rechazable ya que la crítica de este tipo es dañina, corrompe, destruye.
Lo criticable.
¿Qué se puede criticar?
El maestro Plutarco Bonilla, en el texto citado anteriormente, dice: todo y nada.
Como ya se afirmó el crítico no crítica todo, el crítico crítica las acciones y hechos de su especialidad. Ahora, todo es criticable. Dado que los seres humanos tenemos la capacidad y el derecho de pensar por sí mismo, de opinar, todo se podría criticar.
En este documento, al hacer referencia a lo criticable se utilizan dos palabras: hechos y acciones. Hacen referencia a lo hecho por alguien. Lo criticable debe ser la acción hecha por alguien, no el alguien como tal. Es decir, en crítica literaria es criticable lo hecho, la obra literaria, y es criticable el autor de la obra, como autor literario, no como persona. En este sentido la crítica debe ser ad auctorem, no ad hominem.
Siempre será criticable la obra, la acción, el hecho, ya que es el resultado de un proceso creativo y en dicho proceso se tuvieron que aplicar unos parámetros específicos, parámetros bajo los cuales el crítico valora la obra. Así mismo será criticable la persona responsable de haber efectuado el proceso que dio como resultado la obra, la acción o el hecho. Es criticable, la película y su director; es criticable el juego del equipo durante el partido, y la labor de los jugadores y del técnico, como responsables del juego; es criticable la pintura y el pintor; es criticable el presidente y su manera de gobernar.
En el caso en que la acción específica de una persona, como persona no como autor, afecta directamente la obra, dicha acción es criticable. Otro punto, todo lo criticable es criticable únicamente bajo los parámetros conocidos tanto por el autor como por el crítico. El crítico de de pintura usará los parámetros de la teoría del color, por ejemplo, para efectuar su crítica, y está será válida, en la medida en que el autor conozca los parámetros de la teoría del color.
El criticado.
Si es necesario aprender a ser crítico, es indispensable aprender a ser criticado.
El criticado, hablamos del responsable de la obra, el auctorem, debe entender que una vez su obra es pública es criticable, y debe recibir con respeto y altura la valoración de otros sobre su obra.
Dicha valoración siempre debe ser recibida si viene de un especialista, si es respetuosa, si identifica aspectos positivos y aspectos negativos, si la crítica es fundamentada, si tiene argumentos sólidos. La crítica siempre debe ser recibida si es objetiva, si se percibe un objetivo constructivo en la misma, si enriquece.
Es muy agradable escuchar valoraciones positivas frente a lo que hacemos, no lo es cuando las observaciones son negativas, pero son las estas observaciones las que permiten mejorar la obra, crecer. Las observaciones negativas deben convertirse en oportunidades para mejorar. El criticado debe ser maduro a la hora de recibir la crítica. Además, dado que la crítica debe ser expresada con objetividad, debe ser recibida con objetividad. El crítico debe dejar, en lo posible, sus prejuicios a un lado, lo mismo debe hacer el criticado.
El crítico, como creador de su obra, debe ser responsable. Debe conocer los parámetros mínimos para elaborar su obra. Es irresponsable cuando hace algo sin tener en cuenta los conocimientos necesarios. Así como es fundamental que el crítico tenga conocimiento y experiencia respecto a lo que va a criticar, el autor debe tener los mismos ingredientes.
El crítico no debe sentirse agredido con la crítica, y el crítico nunca debe pretender agredir al criticado. En todo contexto, el principio que nunca puede faltar en la relación crítico – criticado debe ser el respeto.
La crítica como tal no es un producto argumentativo, es decir, el crítico valora la obra, pero su intención, en ningún caso será convencer a otro interlocutor de su opinión. Dado que somos libres para criticar, la crítica hecha por el crítico es criticable, y en ningún caso debe generar una “discusión” para defender puntos de vista. En otras palabras, una vez que el autor ha creado y publicado su obra, y el crítico ha creado su critica no debe haber “confrontación” entre ellos.
El criticado puede compartir o no compartir la crítica. En caso de haber aspectos negativos que se puedan mejorar se mejorarán, en caso que el criticado deba defender su obra debe hacerlo, pero nunca con el fin de controvertir con el crítico. De la misma manera, si el crítico valora equivocadamente una obra debe rectificar su valoración. Lo que prima en este ejercicio es la verdad. En el ejercicio crítico no hay ganadores ni perdedores, ni debe pensarse la crítica como una batalla crítico – criticado.
Conclusión.
El conocimiento genera crecimiento. Conocer con claridad una acción nos permite efectuarla de manera adecuada. En muchos campos parece que la crítica no tiene un espacio válido y esto se da porque no conocemos qué es criticar y cómo hacerlo.
[1] http://www.rae.es/rae.html
[2] Diccionario María Moliner.
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%ADtica
[4] Bonilla, Plutarco (En línea): La crítica. El crítico. Lo criticado o los criticados. http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1631:la-critica-el-critico-lo-criticado-o-criticable-el-criticado-o-los-criticados-i--p-bonilla&catid=20&Itemid=127
[5] Bonilla, Plutarco (En línea): La crítica. El crítico. Lo criticado o los criticados. http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1640&Itemid=1
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