Oración de Pablo. Versículos 3-11
En todas las cartas de Pablo, menos Gálatas y Tito, podemos encontrar que después del saludo vienen unas palabras de
oración de acción de gracias a Dios. En esta carta dicha acción de gracias es
redactada de manera precisa en los versículos 3 al 11.
La oración de Pablo tiene algunas características importantes. En primer
lugar es una acción de gracias: Doy gracias a mi Dios; Es constante: siempre
que me acuerdo de vosotros; es una oración motivada por el gozo y que
genera gozo: con gozo. Es una oración en donde están toda la iglesia, no
unos sí y otros no: por todos vosotros.
El texto en griego nos permite confirmar que Pablo en su oración realiza
dos acciones: da gracias (ευχαριστω) y pide (προσευχομαι). ¿Tienen
nuestras oraciones estos dos ingredientes: acción de gracias y súplica?
Analicemos el texto a partir de las acciones de Pablo. Tomando como base el
texto griego, la primera acción quedaría organizada de la siguiente manera:
Doy
gracias a mi Dios por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día
hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. (Versículos
3a, 5 y 6).
La acción de acción de
gracias está motivada por una característica muy especial de la iglesia de
Filipos: vivían en comunión en el evangelio. La palabra que se traduce
por comunión es koinonia (κοινωνια), que es una atracción tan fuerte entre individuos con algo
en común que nadie se desea separar. Indica el compañerismo de un grupo de
personas que va más allá de un saludo, más allá de un abrazo, y llega a un
compañerismo de fe, un compañerismo de apoyo, un compañerismo de sustento.
Esta característica
acompañó la naciente iglesia, y Lucas describe muy bien lo que podría ser vivir
en koinonia: Y la
multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía
ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en
común. (Hechos 4:32).
La iglesia de Filipos
era una iglesia que contaba con esta característica, habían respaldado a Pablo
en su ministerio (Filipenses 4:14), y Pablo, como un líder maduro reconoce la
gran ayuda que la iglesia de Filipo le había brindado y da gracias a Dios por
ello.
Creer en el evangelio
debe ir más allá de tener una fe. El evangelio es poder de Dios para salvación,
pero también es una verdad que cambia la vida en todo sentido. Es un mensaje
que se evidencia en el ayudar, en compartir. Al creer en el evangelio somos
hechos hijos de Dios, y si somos hijos, somos hermanos, y somos una familia.
¿Vivimos como una familia? ¿La característica de la iglesia de Filipo está en nosotros?
La comunión que vivía la
iglesia en Filipo era una constante. Pablo dice desde el primer día hasta
ahora. Esto indica que no solamente fue mientras que Pablo les anunció el
evangelio, o mientras Pablo estuvo con ellos. Y a esto Pablo les dice: Estoy
seguro que lo que falta será perfeccionado.
Dios por medio del
evangelio inicia una obra en quien cree. Es una buena obra. Es una buena obra
que no solo se ve reflejada en nuestra relación con Dios al ser justificados,
sino también con las demás personas. Pablo dice que el que comenzó la buena
obra la perfeccionará, seguirá avanzando, hasta el día en que Cristo regrese.
Nunca es tarde para
iniciar. Muchas veces vemos el evangelio como una fe de domingo, de iglesia, de
prácticas religiosas. Sería bueno que tuviéramos la característica que acompañó
la iglesia de Filipos, y tengamos la
misma seguridad de Pablo: quién comenzó la buena obra la perfeccionará,
avanzará, crecerá. Es bueno saber que no estamos solos en esta tarea. Él mismos
nos guiará.
Toda la comunión que la
iglesia de Filipo tenía y que se vía reflejada no solo con Pablo sino
seguramente con todos sus miembros, despertó en el apóstol un sentimiento
profundo y sincero hacia la iglesia. El versículo 7 y 8 se pueden tomar con un
paréntesis explicativo del sentimiento de Pablo que era resultado de la
comunión que vivían: me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto
os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del
evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cómo os amo a
todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.
Como hemos visto, la primera acción anunciada por Pablo es dar gracias por
la comunión de la iglesia de Filipo. La segunda acción está direccionada a una
súplica, a un pedido:
Y esto
pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo
conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e
irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por
medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. (Versículos
9-11).
La segunda parte de la
oración de Pablo indica una súplica porque el amor de los Filipenses abunde más
y más. Es muy interesante ver que el apóstol no ruega por el crecimiento de la
oración, o por el crecimiento en la lectura de los textos sagrados, sino por el
crecimiento del amor.
La palabra que Pablo
utiliza es αγαπη. Esta es una palabra muy utilizada por Pablo
que indica no solo un bello sentimiento que nace en el corazón sino un accionar
movido por la una fe sólida. Explicando
el uso de la palabra ágape, Barclay afirma:
“…todas las palabras ordinarias que significan
amor expresan una emoción... El enamorarse no es ninguna proeza; es algo que
nos sucede y que no podemos evitar. No hay ninguna virtud particular en el
hecho de enamorarse, pues, para ello, poco o nada consciente tenemos que hacer.
Simplemente, sucede. Pero ágape implica
mucho más. Ágape tiene que ver con la mente. No es una mera emoción que se
desata espontáneamente en nuestros corazones, sino un principio por el cual
vivimos deliberadamente. Ágape se
relaciona íntimamente con la voluntad.
Es una conquista, una victoria, una proeza... ágape no es meramente una ola de emoción; es una deliberada convicción que
resulta en una deliberada norma de vida. Es una proeza, una victoria, una
conquista de la voluntad. Ágape apela a
todo el hombre para realizarse; no sólo toma su corazón, sino también su mente
y su voluntad”. [1]
Seguramente la
descripción más precisa que Pablo hace del amor ágape la podemos leer en 1
Corintio 13. En la iglesia de Corinto sobreabundaban los dones espirituales
pero les faltaba en vínculo perfecto, el amor. Así que Pablo les dice, que no
importa que don tengan, ni importan cuánto dinero donen, no importa si entregan
su propia vida, sino existe el amor de nada sirve.
La oración de Pablo por
los Filipenses trata del crecimiento de este amor: que vuestro amor abunde
aun más y más. La palabra que se traduce por abunde aun más y más
indica sobreabundancia. También se utiliza en el milagro de Jesús con la
multiplicación de los panes y los peces: sobreabundó de tal manera que sobraron
12 cestas. En 1 Tesalonicenses 4:1 Pablo les ruega a los hermanos sobreabunden
en buen comportamiento.
El amor de los
Filipenses debe sobreabundar en ciencia y en todo conocimiento.
Parecería ser un poco contradictorio. Alguien podría creer que el amor, y la
ciencia y el conocimiento se oponen. Pero no. Al contrario. El conocimiento y
la ciencia en sí mismos, como fin último empobrece. El punto de equilibrio es
el amor que tiene ciencia, que conoce, que interpreta; y el conocimiento que
permite tomar decisiones sabías.
La Biblia de las
Américas nos amplia un poco más el sentido del texto: Y esto pido en
oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en
todo discernimiento. (LBLA)
El punto central es
conocimiento verdadero y discernimiento. La finalidad del ruego del apóstol nos
permite entender un poco mejor el texto. Pablo dice que la sobreabundancia del
amor en ciencia y conocimiento les permitirá
a los Filipenses aprobar lo mejor, ser sinceros e irreprensibles, llenos
de frutos de justicia.
Es importante mencionar
que la iglesia de los Filipenses ni ninguna iglesia del primer siglo contaba
con el Nuevo Testamento como lo conocemos hoy. Esto quiere decir que les era
indispensable contar con un conocimiento que les permitiera discernir, escoger
y aprobar lo mejor. De ahí la importancia del ruego de Pablo y la súplica.
Hoy contamos una palabra
revelada por Dios y organizada en un texto que llamamos Biblia. Nuestra tarea
es estudiarla. Así mismo es necesario
que nuestro amor sobreabunde en conocimiento para poder conocer
acertadamente el mensaje del texto bíblico.
La sobreabundancia del
amor nos permitirá entonces tener la habilidad de discernir los bueno y lo
malo, y nos permitirá elegir adecuadamente. Así mismo por permitirá ser
sinceros. Cuanta falta nos hace la sinceridad, la veracidad; que los que
decimos sea lo que vivimos; que no tengamos máscaras en nuestro rostro, y que
en la iglesia seamos los mismos que en casa, en el trabajo, y en la soledad.
El ser irreprensibles es
no tener causa ni dar motivos para tropezar ni para ser tropiezo. El término
indica no generar escándalo. Lamentablemente en nuestros días las personas
rechazan el evangelio más por las erradas prácticas de los evangélicos que por
el evangelio en sí mismo. Lamentablemente muchos no somos irreprensibles.
El versículo 11 inicia
con un resumen de todo lo que Pablo ha dicho. La sobreabundancia del amor
terminará por generar en los cristianos frutos de justicia, frutos de santidad,
evidencias correctas, que se convierten en gloria y alabanza de Dios.
¿Qué podría dar más
alabaza a Dios que nuestros frutos de justicia? Mucho hablamos de la alabanza y
limitamos nuestra enseñanza al cantar y adorar. Alabar a Dios va mucho más
allá, e indica que son nuestras acciones las que en últimas deben alabar a
Dios. ¿Lo estamos haciendo?
La oración de Pablo por
los Filipenses indica dos acciones muy importantes. Por un lado la acción de
gracias por la constante comunión en el evangelio; por otro el crecimiento del
amor. Todo termina en la alabanza a Dios. Es por esto que de esta primera
sección podemos desprender el siguiente principio que nos motiva a un cambio y nos presenta un verdadero reto.
La constante comunión en
el evangelio y el crecimiento del amor son dos características de una iglesia
sana y madura, que vive para gloria y alabanza de Dios.
¿Vivimos en constante comunión? ¿Podría el apóstol Pablo escribir una carta
y dar gracias a Dios de nuestra comunión? ¿Las personas que nos rodean pueden
caracterizarnos como una iglesia que vive en comunión constante?
¿Crecemos en amor? ¿Nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos está
basada en una convicción sólida basada en lo que creemos y no en nuestro
corazón?
¿Nuestras acciones alaban a Dios?
¿Todo lo que hacemos se podría clasificar como frutos de justicia de manera que
se conviertan en una ofrenda de alabanza agradable a Dios?
La oración del Apóstol nos anima a evaluar nuestra vida. A tomar
decisiones. Lo importante es que, como le sucedió a la iglesia de Filipos, el
que comenzó la buena obra la perfeccionará hasta el día en que Cristo regrese.
John Anzola. Junio de 2012
Enrriquecedor estudio, Gracias...
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