La práctica de la salvación, una luz
que brilla en la oscuridad.
Introducción.
Lo más común en este tipo de estudios
sistemáticos y expositivos de la carta a los filipenses hubiera sido tomar la
sección de los versículos 12-18 después de estudiar la sección de los
versículos 1-11. La razón por la cual no fue de esta manera radica en que el
apóstol hace un viraje temático.
La palabra con que comienza la sección
que entramos a estudiar es muy importante para el estudio que estamos
desarrollando. Por lo tanto¸ en griego la palabra es ωστε e indica que lo que sigue a continuación es el resultado
de lo que el escritor ha mencionado antes. Como si fuera una cascada, lo que
sigue es lo que podemos inferir si se da lo que se ha mencionado antes.
El punto temático del apóstol es la
humildad como un elemento indispensable para vivir en comunión y en unión. La
recomendación del apóstol es a hacer todo pensando en que los demás son
superiores a uno mismo, y pensando en el interés de los demás antes que en
nuestros propio interés. Punto seguido Pablo les indica que tengan a Cristo
como el ejemplo perfecto de humildad, y hace un recuento de la humillación y de
la exaltación de Cristo. Terminando dicha descripción el apóstol declara una
verdad radical: Jesucristo es el Señor.
Jesucristo es el Señor.
La declaración de Pablo tienen una
carga semántica muy importante que los primeros lectores de la carta
entendieron muy bien. La descripción que Pablo hace de la humillación y la
exaltación de Cristo es muy similar, en cuanto al tema, a la presentación que
hace el apóstol del evangelio en 1 Corintios 15:1-5: Cristo murió y resucitó.
Cada vez que la iglesia del primer
siglo escuchaba estas palabras, Cristo murió y resucitó, pensaban en el
evangelio, en la buena noticia. Tenían muy claro que creer en dicha noticia les
significaba el cumplimiento de la promesa y la obtención de la salvación.
La predicación de los apóstoles siempre
tuvo este común denominador: Jesús es el Cristo, es decir, Jesús, el que nació
en Nazaret, el que fue crucificado es el Mesías, es el ungido. Lo sabemos
porque resucitó. (Hechos 2:36; 17:3; 19:4). La palabra Jesús significa salvador
y la palabra Cristo significa unido. De manera que la construcción Jesucristo
tiene una carga teológica que los primeros lectores de la carta entendían muy
bien. Pensar, hablar y escuchar de Jesucristo era sinónimo de evangelio y por
lo tanto de salvación.
Un elemento más. El imperio Romano estaba gobernando gran parte de lo que
se conocía como mundo habitado. El señor y amo de todo era el Cesar. Los cristianos
del primer siglo, que entendieron el evangelio identificaron a Jesús, no solo
como el Cristo, sino como el Señor y dueño de todo. Así que el título
Señor aplicado a Jesucristo indicaba
gobierno, dueño y amo de todos lo que habían creído en él. Pedro en su primer
mensaje es claro en mencionarlo: Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de
Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
Señor y Cristo. (Hechos 2:36).
Cuando inició la iglesia en Filipos el carcelero preguntó a Pablo y a
Silas: ¿Qué tengo que hacer para ser salvo? Y la respuesta de los
apóstoles fue: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa. (Hechos
16:31).
Lo que los apóstoles le pidieron al carcelero fue que creyera en el
evangelio. Creer en que Jesús (El salvador) era el Cristo (El Ungido, el que
murió y resucitó) y que era el Señor (amo, dueño, y gobernante de todo) le
daría la salvación.
Cuando Pablo le escribe a la iglesia de Filipos y les menciona la
humillación y exaltación de Cristo está anunciando el punto central del
evangelio y ellos están pensando directamente en lo que han recibido por haber
creído en el evangelio: la salvación.
La salvación.
Es por esto que Pablo en los versículos 12-18 toca el tema de la salvación,
pero dado que está hablando a la iglesia, a creyentes que ya han sido salvos,
les hace unas recomendaciones en torno a práctica de la salvación.
Las enseñanzas doctrinales del Nuevo
Testamento son claras en mencionar que la salvación es un acto milagroso hecho
por Dios hacia el hombre. El hombre, sin merecerlo, lo recibe por gracia, por
creer en la obra hecha por Jesús en la cruz del calvario, por creer que él murió
por nuestros pecados y que él resucitó para darnos vida eterna. (Efesios 1-9).
Así mismo las cartas doctrinales son
claras en mencionar que la salvación no es un acto meramente espiritual y
escatológico. Es decir, la salvación no tienen que ver únicamente con una
esperanza más allá de la muerte, sino que tiene que ver también con un cambio
de vida y un modo de vida en torno a Jesucristo.
Utilizando la ilustración del Reino de
Dios. Ser salvo no solo tener la ciudadanía del Reino de Dios, sino acoger sus
leyes, sus beneficios y vivir diariamente en el Reino de Dios.
Pablo le escribe a la iglesia de
Filipos en torno a la vida práctica de la salvación. Sus indicaciones no tienen
como objetivo la salvación de ellos, tiene como objetivo la práctica diaria de
la salvación. En otras palabras, no les escribe para que sean salvos, sino
porque son salvos.
En el versículo 12 está la indicación
precisa: ocupaos en vuestra salvación. En el original se puede ver con
claridad que es un imperativo, es decir, un mandamiento del apóstol. La palabra
griega κατεργάζομαι indica
trabajar, llevar a cabo, producir, con una característica por completo. Ocupaos
de la salvación significa: produzcan
algo dado que son salvos. R. Hanna
refiriéndose a esta palabra dice: “El presente de imperativo tiene un
sentido de comienzo: comiencen a desarrollar.”[1]
Las palabras del apóstol son precisas.
No les dice, hagan algo para adquirir la salvación, al contrario les dice: dado
que Cristo murió y resucitó, y ustedes han creído en él, lo que tiene que hacer
ahora es comenzar a producir por completo evidencias de que verdaderamente son
salvos. Sea que esté con ustedes o que no esté.
La última parte del versículo 12 indica
la manera en que los lectores de la carta, y nosotros, debían ocuparse de la
salvación: con temor y temblor. Más que miedo, la expresión indica una
reverencia absoluta ante el hecho de la salvación y ante el agente de la
salvación. Es un llamado a no tomar la salvación como un juego, sino al
contrario tomarla como el hecho milagrosos más grande.
En el versículo 13 cambia el sujeto de
la acción. Mientras que en el 12 el sujeto eran los creyentes, en el 13 es
Dios. Pablo dice: produzcan algo dado
que son salvos (teniendo en cuenta) que
Dios produce en ustedes el deseo de hacerlo y les da la forma de hacerlo. La
salvación no es un acto momentáneo de Dios, que luego entregó a los hombres. La
salvación es un milagro generado por Dios, en donde participa activamente quién
lo da y quién lo recibe.
La estructura de este texto está
directamente relacionada con los versículos 5 y 6 del capítulo 1. Pablo da
gracias por la comunión en el evangelio de los filipenses y está convencido de
que Dios perfeccionará la buena obra. Es decir, la práctica de la salvación
involucra directamente a Dios y al hombre.
Este mismo principio lo podemos encontrar en otros pasajes del Nuevo
Testamento:
2Co 3:4 Y tal
confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos
para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene
de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto.
Heb 13:20 Y el
Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran
pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda
obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es
agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
Stg 1:17 Toda
buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,
en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
La salvación es un regalo de Dios para
los hombres, y no solo nos entrega el
regalo sino que nos acompaña, está con nosotros, de manera que lo que hacemos
es solo el resultado de su misericordia. Es por ello que él merece toda la
gloria, no solo por regalarnos la salvación sino también por estar junto a
nosotros y guiarnos.
La salvación práctica.
El siguiente imperativo que está en el
texto se encuentra en el versículo 14: Haced todos sin murmuraciones ni
contienda. Este mandamiento del apóstol es, de alguna manera, una
explicación al mandamiento anterior. El primer fue: ocúpense de su salvación; el
segundo: hagan todo sin murmurar y sin pelear. Este último viene a ser una
descripción del primero.
No podemos olvidar que el tema general de
la carta a los filipenses ha sido la comunión y la unidad. En esa unidad, el
apóstol les dice, hagan los que hagan no se pongan a hablar por debajo de
cuerda, a murmurar, a hablar entre los dientes de algo o de alguien. También
les dice: hagan lo que hagan no se pongan a discutir, a pelear, a entrar en
debate con todo el mundo. Las dos palabras parecen indicar opuestos: ni hablen muy pasito, ni se pongan a gritar, la
carga semántica indica que son acciones con una carga negativa.
Esta misma acción fue la que ocurrió en
la iglesia naciente cuando tuvieron ciertas diferencias. Aunque tenían las
cosas en común, llegó un momento en que comenzaron a murmurar los creyentes
griegos hacia los creyentes hebreos. La causa era que a las viudas griegas no
se les atendía como era debido. Los apóstoles nombraron diáconos y así
solucionaron el problema. Vivir en comunidad no es fácil, así que el apóstol
les manda que la murmuración de la discusión no esté en lo que hacen.
La finalidad de nuestro comportamiento,
de ocuparnos en la salvación, está en
que nos convertiremos en luminares en medio de un mundo oscuro, maligno
y perverso. Comportándonos adecuadamente no ganaremos la salvación, ya que la
salvación es un regalo. Nuestro comportamiento nos convierte en luminares en el
mundo. Eso es evangelizar. Eso es anunciar a otros con acciones la verdad del
evangelio.
En el versículo 15 hay tres adjetivos
que califican a los que se ocupan de la salvación. En griego los tres adjetivos
inician con alfa privativa. El uso de estas palabras indica que Pablo hace
énfasis en lo que no deben ser los cristianos.
Retomemos el mensaje. Pablo les dice:
ocúpense de la salvación, Dios está con ustedes y él les ayuda. Hagan todo sin
hablar negativamente. Así (1) no serán condenables, (2) no tendrán mezclas
extrañas, (3) no estarán manchados. La RVR 60 traduce estos adjetivos como:
irreprensibles, sencillos, sin mancha. Solo de esta manera podrán ser luminares
en el mundo. El verso 16 presenta una característica más: atentos a la
palabra de vida.
Esta descripción es una fiel fotografía
de lo que es un cristiano ocupado de su salvación, que trabaja en ella, que
produce evidencias que demuestran que en realidad ha sido salvo.
El mensaje de salvación tiene un
carácter espiritual y escatológico: tendremos vida eterna; pero también tiene
un carácter moral y práctico. Al haber creído en el evangelio Cristo mora en
nuestros corazones de manera que “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”. (Gálatas
2:20).
Los versículos 16b – 18 indican la
alegría que este comportamiento genera en el pastor de la iglesia. Pablo les
dice que actuando de esa manera le traerán gloria y alegría, ya que entenderá
que no ha trabajado en vano, y que aunque muera se alegra del comportamiento de
una iglesia que crece, que madura, que vive en comunión, en unión, y que se
ocupa en la salvación con humildad y reverencia.
Conclusión.
Grandes lecciones nos deja la
descripción que hace Pablo del cristiano. Un cristiano que entiende la
portentosa obra de amor hecha en la cruz del calvario y el maravilloso poder de
Jesucristo quien se levantó victorioso de la muerte. Un cristiano que vive
ocupado en la salvación que ha recibido sin merecerla. Un cristiano que hace lo
que hace en silencio, un cristiano al que no pueden reprenderlo, ni
relacionarlo con una doble vida, un cristiano que es un hijo de Dios sin
mancha. Un cristiano que es luz en medio de tinieblas.
De esta descripción podemos desprender
el siguiente principio que nos ayudará a crecer, siempre pensando en nuestro
salvador, siempre pensando que Jesucristo es el Señor.
Dado que hemos recibido una salvación
tan grande nuestro deber es vivir ocupados en ella día y noche, de manera que
seamos luz en medio de un mundo oscuro.
¿Ha recibido en su corazón el mensaje
de salvación? ¿En Jesucristo el Señor de su vida? Si su respuesta es negativa,
este es momento de aceptar un mensaje que vino desde el cielo en una muestra de
perfecta humildad. Es el momento de recibir a Cristo como su salvador personal.
Si la respuesta a las preguntas es afirmativa, ¿Vive usted ocupado en su
salvación? ¿Su pensamientos, palabras y acciones son una evidencia de que es
salvo? ¿Las personas que lo rodean ven es usted una luz? ¿Anuncia la verdad del evangelio con sus actos o solo
con sus palabras?
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