10/6/12

Introducción Filipenses 1. 



Filipos fue la primera ciudad europea en donde el apóstol Pablo anunció el evangelio de Cristo. Se encontraban con Silas y Timoteo, estaban iniciando su segundo viaje misionero y pasaban por las iglesias ya fundadas y les entregaban las ordenanzas de los apóstoles y ancianos de Jerusalén, y así las iglesias eran confirmadas. 


Estando en Troas, Pablo tuvo una visión de un varón macedonio que le decía pasa y ayúdanos. Luego de esto, acompañados por el médico Lucas, emprendieron un viaje por lo que ahora conocemos como Europa, y la primera ciudad que visitaron fue Filipos. 

Estando bajo el imperio de los romanos, la ciudad de Filipos se había convertido en una colonia romana. Esto significa que dentro de la región, Filipos era una ciudad muy importante, se podría decir que era como una Roma alejada de la capital. Su organización social, político y religiosa era tan similar a la de roma, que sus habitantes se sentían como viviendo en la misma capital de imperio. 

El inició de la iglesia en Filipos estuvo marcado por el dolor y el sufrimiento, por latigazos y prisiones, pero también por grandes milagros y conversiones de familias completas con las que se inició la iglesia en aquella ciudad. 

Como era costumbre de Pablo, el día sábado, salió por la ciudad y no encontrando una sinagoga se acercó junto al río y encontró unas mujeres a las que les habló del evangelio. Una de ellas, Lidia, que adoraba a Dios, luego que escuchó las palabras de Pablo, Dios le abrió su corazón y se convirtió en la primera creyente de Filipos con toda su familia. 

Pablo y los que lo acompañaron se quedaron algunos días en casa de Lidia mientras seguían predicando. Un día que iban a la oración les salió al encuentro una muchacha que tenía un espíritu de adivinación la cual daba gran ganancia a sus amos. La muchacha, siguiendo a Pablo y refiriéndose a él y sus compañeros, gritaba: estos hombres son siervos del Dios altísimo. Luego de algunos días a Pablo desagradó esto y liberó a la muchacha de este espíritu. 

Dado que la muchacha era una fuente económica para sus amos por su espíritu de adivinación, estos se molestaron en gran manera cuando ella fue liberada, y tomaron a Pablo y a Silas y los trajeron ante las autoridades acusándolos de alborotar la ciudad. El castigo impuesto por los magistrados fue el de azotarlos, y después de azotarlos mucho, les echaron en la cárcel. En lo más profundo de ella. 

A la media noche, Pablo y Silas orando cantaban himnos a Dios y todos los presos los oían. Entonces sobrevino un terremoto, de manera que las puertas de las celdas se abrieron, y las cadenas y cepos se soltaron. Cuando el carcelero se dio cuenta de esto, pensando que todos los presos se habían escapado intentó quitarse la vida, pero Pablo le detuvo anunciándole que todos estaban allí. 

El carcelero, al ver este hecho, se postró a los pies de Pablo y Silas y preguntó por la salvación. Los apóstoles le indicaron que debía creer para ser salvo, cosa que el carcelero realizó y fue bautizado, él y toda su familia. 

Al día siguiente los magistrados, al enterarse de todo lo que ha sucedido, y al saber que Pablo era un ciudadano romano dieron la orden de liberarlos de la cárcel. A Pablo le molestó la actitud de los gobernantes de Filipos ya que los azotarlos y los echaron a la cárcel sin sentencia judicial, y ante todo el pueblo, y ahora los estaban echando de la ciudad encubiertamente. 

Por último los magistrado van hasta donde Pablo y le piden que salga de la ciudad. Pablo sale de la cárcel, entran a casa de Lidia, consolaron a los hermanos y salieron de la ciudad. La siguiente parada fue Tesalónica. 

De esta manera es fundada la primera iglesia europea en la ciudad de Filipos. La característica de la estadía de Pablo en esta ciudad estuvo marcada por el dolor, los azotes, y la cárcel. Diez años después el apóstol Pablo escribiría una carta entrañable, también desde la cárcel. 

La carta a los Filipenses hace parte de las cartas de prisión. Mientras Pablo estaba prisionero en Roma, a causa del evangelio, escribe una serie de cartas dirigidas a las iglesias que había fundado: Efesios, Filipenses, Colosenses y una carta personal a Filemón. Estas cartas se conocen como Cartas de prisión. 

La carta a los Filipenses data del año 62 aproximadamente mientras Pablo estaba preso en Roma, según Hechos 28. Existen por lo menos dos teorías más acerca del lugar y la fecha en donde Pablo redactó esta carta Cesarea y Efeso, pero los argumentos que más peso tienen ubica a Pablo en Roma, prisionero, alrededor del año 62 d.C. 

En cuanto el tema de la carta muchos están de acuerdo en señalar que se trata del gozo ya que ésta palabra está presente a lo largo de toda la epístola. Sin embargo en importante mencionar que también temas como una unidad y la comunión de los hermanos tiene un gran desarrollo; la carta tiene un carácter totalmente cristocéntrico. 

La carta más que un tratado doctrinal, es una misiva a la vida cristiana, a la conducta de acuerdo con el evangelio. Algunos señalan que la carta es un mensaje desde el corazón de un pastor a su iglesia amada. 

Iniciar el estudio de la carta de los Filipenses es adentrarse en la mente de un apóstol maduro, que ha dado su vida por la predicación del evangelio, que la predicación lo ha llevado a la cárcel y que desde allí nos envía un mensaje de fortaleza, de confianza, de ánimo y de alegría que aún hoy redunda en nuestra edificación. 



Filipenses 1. 

La estructura de la carta, como la mayoría de las cartas paulinas y la mayoría de las cartas de la época, inicia con la firma del responsable de la carta y con los destinatarios de la misma. De: Pablo y Timoteo. Para: Los santos que están en Filipos. A continuación el saludo: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 

De acuerdo con las investigaciones parece ser que Pablo estaba acompañado por Timoteo en el momento en que esta carta fue redactada. Pablo comienza la carta con su nombre ya que él es el directo responsable de las palabras que siguen a continuación. La presencia de Timoteo en la autoría de la carta parece indicar que éste conocía y estaba de acuerdo con el mensaje enviado a la iglesia. 

Pablo y Timoteo se describen a sí mismos como siervos de Jesucristo. Este misma identificación se encuentra en la carta a los Romanos. En la carta a Tito se describe como apóstol y siervo. En 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Colosenses, 1 y 2 Timoteo se describe como apóstol. En las cartas a Tesalónica no hay descripción. 

La traducción literal de la palabra griega sería esclavos de Jesucristo pero nuestro concepto de esclavos difiere en absoluto con el del Nuevo Testamento. Es importante mencionar que, por ejemplo, el esclavo romano era considerado parte de la familia y este servía a sus amos más por agradecimiento que por obligación. Aunque la palabra siervo no recoge todo el significado de la expresión de Pablo es la más cercana a lo que Pablo y Timoteo hacían en su ministerio. 

Para poder realizar el estudio de este capítulo dividiremos su contenido en tres partes, estudiaremos cada uno de ellos y desprenderemos un principio práctico que permita nuestra edificación bíblica: 

Versículos 3-11: Oración de Pablo. 

Versículos 12-26: Exaltación de Cristo. 

Versículos 27-30: Recomendaciones precisas.

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