Gloriarnos en Cristo.
Introducción.
Después de leer y estudiar Filipenses 3 podría compararlo
con el fuerte sonido de una sirena que advierte un peligro, o con el sonido del
ferrocarril cuando se acerca, o con la luz roja que se enciende cuando las
cosas comienzan a estar mal.
Durante su ministerio el apóstol Pablo tuvo la
oportunidad de escribir una serie de cartas a las iglesias que se habían
fundado durante la expansión misionera del primer siglo. Cada carta tiene sus
características particulares. Algunas de ellas son de carácter amoroso como
Filipenses, otras por el contrario son un fuerte llamando de atención como
1Corintios, otras son más de carácter doctrinal como Gálatas y Romanos.
Algunos comentaristas están de acuerdo en señalar que la
carta a los Filipenses es una carta de un pastor amoroso a una iglesia que ama.
La intensión del autor es enviarles un fuerte saludo, comentarles cómo van sus
asuntos respecto a la prisión y animarlos para que vivan en unidad, comunión y
en alegría. La carta a los filipenses se clasifica dentro de las cartas de
prisión y también se podría señalar como
una carta pastoral.
Aunque la motivación del apóstol no es corregir serios
problemas dentro de la iglesia, como con 1 de Corintios; o corregir problemas
de tipo doctrinal como en Gálatas; el apóstol hace una fuerte advertencia
doctrinal en el capítulo 3 de Filipenses.
Sonido de alarma.
Haciendo una comparación de los 4 capítulos de la carta,
el capítulo 3 es tal vez el más denso en cuando a su contenido. El versículo 1
de este capítulo indica un cambio de tema de 180 grados. En el capítulo 2 ha
mencionado la importancia de vivir en comunión y de manera humilde siguiendo el
ejemplo de Jesucristo; les señala la importancia de vivir ocupados en la
salvación; y menciona a Timoteo y Epafrodito como líderes humildes dedicados a
la iglesia.
Al parecer las palabras que componen el capítulo 3 de
Filipenses son recomendaciones que Pablo ya había hecho a la iglesia y que él
les repite ya que no es molesto para él y para la iglesia es seguro. La
repetición como técnica de enseñanza nunca pasará de moda. Pablo asegura que al
repetir sus enseñanzas los filipenses serán seguros.
Las alarmas se encienden en el versículo 2. Encontramos
tres imperativos, tres órdenes en una sola. Es aquí cuando más fuerte suenan
las alertas. LA RVR 60 traduce las palabras como: guardaos. La BLS, la
NVI, la DHH, y otras como: cuídense. La palabra en griego es βλεπετε, se repite tres veces en el mismo versículo, y su
significado primario es mirar, observar; luego discernir implicando
una contemplación especial.
Pablo quiere que su orden, su mandamiento, quede muy
claro: miren muy bien, dense cuenta, analicen, observen con atención, miren
y tomen una decisión, miren y cuídense. Para cada una de las órdenes encontramos un
objeto del cuidado: de los perros, de los malos obreros, de los mutiladores
del cuerpo.
Al referirse a los perros el apóstol no se refiere
literalmente a los canes que conocemos hoy, los llamados, mejor amigo del
hombre. Quiere señalar con estas palabras a los hombres que por su impureza
moral deben estar lejos de los creyentes. Con este sentido también se usa esta
palabra en Apocalipsis 22:15.
El calificativo obreros malos está dirigido,
pareciera, a personas con cierto liderazgo en la iglesia que al final de
cuentas sus enseñanzas podrían ser inoportunas, inexactas, y alejadas de la
enseñanza del apóstol.
La palabra que se traduce por mutiladores del cuerpo es
κατατομην e indica
directamente a los circuncidados. Como en una cascada de agua Pablo va precisando
la descripción. Perros podrían ser cualquiera; obreros malos
limitaría un poco más el conjunto; pero al referirse directamente a los
circuncidados, los lectores de la carta tuvieron muy claro de quién estaba
hablando el apóstol.
Una de las grandes batallas que tuvieron que enfrentar
las iglesias del primer siglo, y por lo tanto Pablo, fue en contra de las
nuevas doctrinas judaizantes que se levantaron. Es importante mencionar que el
evangelio de Jesús tuvo su origen en el pueblo judío y esto llevó a que muchos
intentaran hacer una mezcla de las enseñanzas de Pablo y con los rituales
judíos.
Uno de esos rituales era la circuncisión. Así, muchos
predicaban que era indispensable ser circuncidado para ser salvo. Este mismo
problema lo tuvo la iglesia en Galacia. En la carta a los Gálatas, Pablo hace
un fuerte llamado de atención para no cambiar el evangelio, y es muy claro en
asegurar que no es por obras de la carne y la ley, como la circuncisión, sino
por la fe en Jesucristo que serían salvos.
El mismo problema parece estar surgiendo en la iglesia en
Filipos. Muchos judíos intentaban obligar a los gentiles a realizar prácticas
judías como la circuncisión, y lo más preocupante se sentían orgullosos y
mejores por ser circuncidados. Su confianza estaba puesta en ésta práctica
religiosa.
La descripción que hace Pablo en el versículo 2 no parece
ser de tres grupos diferentes sino del mismo grupo a los que se refiere de tres
maneras: Perros, malos obreros, los circuncidados. El mandamiento es
claro: mírenlos muy bien y tengan cuidado de ellos, porque lo que ellos
dicen no corresponde a la verdad.
El versículo 3 indica la razón por la cual ha dado el
mandamiento. Contrario a lo que los circuncidados dicen y se enorgullecen, dice
Pablo, los verdaderos circuncidados son los que sirven a Dios y glorían en
Cristo Jesús, los que no confían en la carne, sino que al contrario, confían
plenamente en lo que Cristo hizo por ellos en la cruz del calvario.
El problema de los obreros malos no estaba en que
fueran circuncidados, estaba en que su confianza de justificación estaba puesta
en el hecho mismo de la circuncisión, es decir, estaban confiados en su carne,
en lo que ellos habían hecho por ellos mismos, en una marca carnal.
Si fuera por la carne… Pero es por
Cristo.
Los versículos 4-14 tienen una
característica muy interesante. Los 10 versículos están en primera persona
singular, es decir, en los 10 versículos Pablo está hablando de él mismo.
La base de su argumentación está en sostener que los cristianos no pueden depender
de lo que ellos son, piensan, dicen o hacen. En otras palabras, la confianza
del cristiano no puede estar en la carne sino en Cristo. Pablo se pone de
ejemplo. Si fuera por la carne, dice Pablo, entre todos, yo sí tendría de que
sentirme orgulloso. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne,
yo más.
La lista que sigue a continuación parece ser una excelente hoja de vida de
un gran hombre del primer siglo. Esta hoja de vida en comparación con nuestra
época, vendría a representar una hoja de vida de las más altas calidades.
Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,
hebreo de hebreos, fariseo, celosos con los principios en lo que decía creer.
En resumen, en cuanto a la ley era irreprensible. La regla para medir el
comportamiento de los judíos era la ley, y Pablo dice que si lo tuvieran que
medir con esa regla no encontrarían un motivo para llamarle la atención. Era
justo respecto a la ley.
Si la discusión era tener motivos de confianza en la carne, en la hoja de
vida, la mejor hoja de vida era la de Pablo.
Pero Pablo creyó en Cristo. Pablo amó a Cristo. Esa era la diferencia. En
toda la carta a los Filipenses se menciona 29 veces la palabra Cristo. En el
capítulo 1 se menciona 13 veces; en el capítulo 3 se menciona 8 veces. Junto
con el capítulo 1, el capítulo 3 tienen un ingrediente cristocéntrico. El
importante es Cristo. Pablo lo sabe.
La confianza y el amor que Pablo tiene en Cristo, le permite evaluar lo que
él es, en la carne, frente a lo que ha hecho Cristo Jesús por él. La conclusión es que todos sus logros,
toda su hoja de vida, es basura, es nada, frente a lo que ha hecho Cristo Jesús
por él.
Todos los logros de Pablo los estimaba como pérdida, como basura, como algo
insignificante con el fin de conocer algo más excelente que lo que él como
hebreo conocía, a Cristo. Ahora Pablo prefiere perder todo lo que ha ganado
solo por ganar a Cristo. Prefiere estar unido a Cristo. Ahora Cristo es su
señor.
Teniendo claro que lo importante es Cristo en Pablo y no los logros de
Pablo, las palabras del apóstol se acercan a un punto central: la
justificación. Los que se creían mejores porque eran circuncidados creían que
eso era suficiente para ser aceptados por Cristo, por lo que eran, pero estaban
equivocados.
En el versículo 9 Pablo es claro en mencionar que su deseo es adquirir la
justicia real que es por la fe en Cristo, no la que se adquiere por medio de la
ley.
Hasta este punto podemos resaltar dos conclusiones muy importantes tomando
como ejemplo al apóstol Pablo.
En primer lugar, debemos tener muy en cuenta que nuestros logros en la
carne, comparados con lo que Cristo ha hecho por nosotros, es una basura. Ante
lo que él hizo por nosotros, nuestros logros son igual a nada. Es nuestro deber
entender que es mucho más excelente el conocerle a él, el amarlo a él y el
estar unido a él, que nuestros logros humanos.
En segundo lugar, al estar unidos a él, al negarnos a nosotros mismos,
somos conscientes que si somos justificados lo somos por confiar en él y en su
obra en la cruz, no por confiar en lo que nosotros hemos hecho, dicho, pensado o logrado.
Era tan la unión de Pablo con Cristo, recuerde Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí (Gálatas
2:20), y su motivación de conocerle, que quería experimentar la resurrección,
participar en sus padecimientos, y ser semejante a él en su muerte. De esa manera deseaba Pablo terminar sus
días.
Este deseo final del apóstol debe ser un reto para nuestras vidas hoy. Era
tal la comunión que tenía el apóstol y Cristo que su deseo era terminar sus
días como lo hizo su Señor. ¿Es nuestro deseo similar al de Pablo? ¿Tenemos tal
convicción de su amor que estaríamos dispuestos y deseosos de ser participes
con él en sus padecimientos, en su muerte y en su resurrección?
Los lectores de la carta, después de leer esta descripción autobiográfica
podrían ver en Pablo el diseño del cristiano perfecto. Su pasado y su futuro
están en dependencia directa de Cristo. Lo importante es Cristo, y lo que él
hizo por Pablo. Así que podrían pensar que Pablo ya había llegado a lo más alto
que se podría llegar. Frente a eso, Pablo hace una negación en los siguientes
versículos.
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto. Pablo le dice a la iglesia: no crean que por lo que les
estoy diciendo soy el cristiano perfecto. Si hubiese una regla para medir la
madurez, yo, dice Pablo, no estoy en 10 puntos. No soy perfecto. Al contrario,
sigo adelante. Fui alzando por Cristo, y quiero alcanzar lo que está destinado
para mí.
En los versículos 13 y 14 remarca la misma idea: yo mismo no pretendo
haberlo ya alcanzado, y a
continuación hace uso de una metáfora que los lectores de la carta conocían muy
bien. Pablo dice, no pretendo haberlo ya alcanzado, al contrario soy
como un atleta que olvida todo lo que ha corrido y tiene su mirada puesta en la
meta final. Así que si importar lo que he dejado atrás, sigo adelante.
Madurez doctrinal
de la iglesia y sus líderes.
Los versículos 15 y 16 son un llamado a mantener la unidad doctrinal. No
olvidemos que el común denominador a lo largo de estos capítulos ha sido la
unidad y la comunión de la iglesia. En el capítulo 3 Pablo hace énfasis en la
unidad doctrinal.
Alguien podría decir, al leer la primera parte del versículo 15, que
pareciera haber una contradicción porque Pablo se dirige a los cristianos como los
que somos perfectos pero antes ha dicho que él no es perfecto, pero en este
punto el texto original nos ayuda.
En el versículo 12 Pablo utiliza la palabra τετελειωμαι que
significa llegar a lo más alto, estar en el fin, ser perfecto por completo, lo
que Pablo dice que no es. En el
versículo 15 la palabra es τελειοι que significa estar en el proceso de
ser perfecto. La versión DHH dice en este texto: Todos los que ya poseemos
una fe madura. Pablo está hablando de los cristianos maduros, que van en el
camino a la perfección.
Las indicaciones que siguen a continuación están dirigidas a los creyentes
que son maduros. No hay que olvidar que Pablo les envió la carta 10 años
después de haber fundado la iglesia, de manera que los cristianos avanzaban en
el camino de la perfección.
Los versículos 15 y 16 se podrían exponer de la siguiente manera: Los
que somos maduros, esto mismo sintamos, sigamos una misma regla, sintamos una
misma cosa. Y si hay otro sentimiento Dios mismo se los revelará.
Pablo les está recomendando que tengan cuidado de los malos obreros que
quieren enseñar cosas que no son. Luego de dar su ejemplo, y recalcar que la
justificación es por la fe y no por la confianza en la carne, Pablo les
recomienda que tengan éste sentir todos, que todos compartan este mismo
principio. Y si hay un principio más, es Dios quien se los revelará, no otras
personas.
Este pasaje comparte ciertas características con el versículo 2 del
capítulo 2: completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor,
unánimes, sintiendo una misma cosa. El mensaje y el llamado es el mismo: vivamos en unidad.
Pablo se conducía de manera adecuada, por sus palabras los líderes de la
iglesia también lo hacían, así que el versículo 17 es una invitación a seguir
su ejemplo y el ejemplo de otros que se comportan de manera adecuada. Esta
recomendación le permite iniciar el cierre de la descripción que inició en el
versículo 2 de este capítulo, que está en lo versículos 18 y 19.
Porque por ahí andan muchos que son enemigos de la cruz
de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya
gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
Estas palabras Pablo ya se las había mencionado a la iglesia, y como un
pastor que cuida su rebaño, o como el padre al hijo a quien ama, ahora les
repite estas palabras de advertencia llorando.
Del corazón del apóstol nacen sus más sinceros sentimientos de alegría y
también de preocupación por la iglesia.
Los perros, los malos obreros, los que confían en la carne porque son
circuncidados, niegan la cruz de Cristo. Negar la cruz de Cristo implica creer
que lo que él hizo en la cruz del calvario no es suficiente para nuestra
salvación, por lo tanto nosotros debemos hacer algo más para tener la
justificación. Pensar de esta manera es un error. Este pensamiento es el que
Pablo está combatiendo. Las personas que piensan de esta manera terminarán
perdidas, se glorían por lo que deberían sentir vergüenza, solo piensan en lo
terrenal.
Pablo cierra el capítulo con lo opuesto a estas personas. Mientras que
ellas solo piensan en lo terrenal, los cristianos maduros piensan en el cielo,
en una ciudad para ellos, en una esperanza que no avergüenza, en una
transformación del cuerpo por el poder de Cristo, quien sujeta todas las cosas.
Conclusión.
Este capítulo presenta una estructura especial. Termina como comienza.
Pablo habla del gozo en el versículo 1 y termina hablando de una esperanza y de
una transformación que no puede producir más que gozo y alegría, en el
versículo 20 y 21. En el versículo 2 inicia una descripción de personas
equivocadas respecto a Cristo, descripción que cierra en los versículos 18 y
19. En los versículos 3 habla de identidad como cristianos maduros, en los
versículos 15-17 ajusta la descripción. Y en los 10 versículos centrales, del 4
al 14 presentar su propio ejemplo de madurez.
Grandes lecciones nos deja este capítulo.
La buena comprensión del evangelio, de la obra hecha por Cristo en la cruz,
debe generar en el cristiano maduro gozo y alegría. Tendremos una ciudad en el
cielo para nosotros; esperamos a Jesús, nuestro salvador; nuestro cuerpo será
transformado en un cuerpo de gloria semejante al de Cristo, esto debe generar
gozo en el corazón del cristiano.
Lamentablemente algunos encuentran en el evangelio una preocupación por los
hechos futuros, una preocupación que a la luz de la palabra de Dios no tiene
fundamento. En realidad, hemos recibido algo tan grande que es imposible
dejarlo atrás.
De la misma manera que la iglesia del primer siglo tuvo con luchar contra las
nuevas ideas que negaban la cruz de Cristo nuestra lucha permanece. Por una
mala interpretación del texto bíblico, o una mala enseñanza del mismo, aún hoy
existen personas que creen que su salvación está basada en lo que ellos son.
Niegan la cruz de Cristo.
Muchas personas, equivocadamente, tienen su confianza en la carne, en sus
hojas de vidas, en sus apellidos. Si bien es cierto la circuncisión no es hoy
un motivo de orgullo en nuestras iglesias, lo es nuestros logros profesionales,
años de liderazgo, proyectos desarrollados, etc. Muchos aún hoy terminan
confiando más en su carne que en la obra hecha en la cruz.
Ante este hecho es indispensable, que como en la iglesia de Filipos,
existan cristianos maduros que sirva a Dios y se gloríen en Dios, no en sus
logros. Es necesario que la iglesia, hoy, madure de manera que tenga unidad
doctrinal basada en la Biblia como plena revelación de Dios. Hoy nuestro reto
es a seguir el ejemplo del apóstol Pablo y tener un mismo sentir.
Sin duda alguna el ejemplo del apóstol tiene plena vigencia. Qué madurez.
Teniendo una hoja de vida intachable la estimó como basura. Decidió perder lo
que había ganado en su carne por ganar a Cristo, por amor, por tener un
conocimiento más excelso. Qué ejemplo. Su relación, su amor, su dependencia, su
unión con Cristo fue tan fuerte que deseaba participar en sus padecimientos, su
muerte y su resurrección. Pero no corto con eso, no se creía perfecto. Como
atleta, olvidando lo que ya había recorrido tenía su mirada puesta en la línea
de meta.
Maravilloso ejemplo. Pablo nos presenta una radiografía de un cristiano
maduro, que hace parte de una iglesia madura.
¿Nos gloriamos en Cristo? ¿Está nuestra confianza puesta en él, o puesta en
lo que nosotros hemos logrado? ¿Nos creemos mejor que los demás por nuestros
logros? ¿Negamos la cruz de Cristo? ¿Esperamos ser justiciados por nuestras
obras o por la fe en Cristo? ¿Tenemos la convicción de Pablo de querer
participar con Cristo de sus padecimientos, muerte y resurrección? ¿Seguimos
adelante aun lo que hemos ganado? ¿Tenemos nuestra mirada puesta en la línea de
meta, o en nuestros logros?
Como miembros de nuestra iglesia ¿Compartimos una unidad doctrinal basada
en las verdades bíblicas? ¿Dependemos de Dios y de su palabra para establecer
principios de vida prácticos? ¿Somos ejemplos para otros?
El capítulo 3 Filipenses nos muestra un Cristo poderoso que merece toda la
gloria por lo que él ha hecho y por lo que hará. Así mismo nos presenta una
motivación profunda para llenar nuestro corazón de gozo al asegurar nuestra
esperanza en Cristo. También nos presenta grandes retos que nos motiva a
madurar, a creer.
Como es usual permítame resumir estos retos en dos principios de carácter
práctico que nos ayudará a seguir creciendo como cristianos:
Una iglesia madura se evidencia por compartir una doctrina bíblica totalmente
cristocéntrica que le permite permanecer fuerte ante quienes pretender negar la
cruz de Cristo.
Un cristiano maduro se evidencia por gloriarse plenamente en Cristo, y vive
confiado en que la fe en él lo justifica y lo convierte en ciudadano del reino
de los cielos.
John Anzola
Junio de 2012.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario. No olvides dejar tu correo electrónico.