9/6/12


Oración de Pablo. Versículos 3-11
En todas las cartas de Pablo, menos Gálatas y Tito, podemos encontrar   que después del saludo vienen unas palabras de oración de acción de gracias a Dios. En esta carta dicha acción de gracias es redactada de manera precisa en los versículos 3 al 11.
La oración de Pablo tiene algunas características importantes. En primer lugar es una acción de gracias: Doy gracias a mi Dios; Es constante: siempre que me acuerdo de vosotros; es una oración motivada por el gozo y que genera gozo: con gozo. Es una oración en donde están toda la iglesia, no unos sí y otros no: por todos vosotros.
El texto en griego nos permite confirmar que Pablo en su oración realiza dos acciones: da gracias (ευχαριστω) y pide (προσευχομαι). ¿Tienen nuestras oraciones estos dos ingredientes: acción de gracias y súplica?
Analicemos el texto a partir de las acciones de Pablo. Tomando como base el texto griego, la primera acción quedaría organizada de la siguiente manera:
Doy gracias a mi Dios por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. (Versículos 3a, 5 y 6).
La acción de acción de gracias está motivada por una característica muy especial de la iglesia de Filipos: vivían en comunión en el evangelio. La palabra que se traduce por comunión es koinonia (κοινωνια), que es una atracción tan fuerte entre individuos con algo en común que nadie se desea separar. Indica el compañerismo de un grupo de personas que va más allá de un saludo, más allá de un abrazo, y llega a un compañerismo de fe, un compañerismo de apoyo, un compañerismo de sustento.
Esta característica acompañó la naciente iglesia, y Lucas describe muy bien lo que podría ser vivir en koinonia:    Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. (Hechos 4:32).
La iglesia de Filipos era una iglesia que contaba con esta característica, habían respaldado a Pablo en su ministerio (Filipenses 4:14), y Pablo, como un líder maduro reconoce la gran ayuda que la iglesia de Filipo le había brindado y da gracias a Dios por ello.
Creer en el evangelio debe ir más allá de tener una fe. El evangelio es poder de Dios para salvación, pero también es una verdad que cambia la vida en todo sentido. Es un mensaje que se evidencia en el ayudar, en compartir. Al creer en el evangelio somos hechos hijos de Dios, y si somos hijos, somos hermanos, y somos una familia. ¿Vivimos como una familia? ¿La característica de la iglesia de  Filipo está en nosotros?
La comunión que vivía la iglesia en Filipo era una constante. Pablo dice desde el primer día hasta ahora. Esto indica que no solamente fue mientras que Pablo les anunció el evangelio, o mientras Pablo estuvo con ellos. Y a esto Pablo les dice: Estoy seguro que lo que falta será perfeccionado.
Dios por medio del evangelio inicia una obra en quien cree. Es una buena obra. Es una buena obra que no solo se ve reflejada en nuestra relación con Dios al ser justificados, sino también con las demás personas. Pablo dice que el que comenzó la buena obra la perfeccionará, seguirá avanzando, hasta el día en que Cristo regrese.
Nunca es tarde para iniciar. Muchas veces vemos el evangelio como una fe de domingo, de iglesia, de prácticas religiosas. Sería bueno que tuviéramos la característica que acompañó la iglesia de Filipos,  y tengamos la misma seguridad de Pablo: quién comenzó la buena obra la perfeccionará, avanzará, crecerá. Es bueno saber que no estamos solos en esta tarea. Él mismos nos guiará.
Toda la comunión que la iglesia de Filipo tenía y que se vía reflejada no solo con Pablo sino seguramente con todos sus miembros, despertó en el apóstol un sentimiento profundo y sincero hacia la iglesia. El versículo 7 y 8 se pueden tomar con un paréntesis explicativo del sentimiento de Pablo que era resultado de la comunión que vivían: me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia.  Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.
Como hemos visto, la primera acción anunciada por Pablo es dar gracias por la comunión de la iglesia de Filipo. La segunda acción está direccionada a una súplica, a un pedido:
Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. (Versículos 9-11).
La segunda parte de la oración de Pablo indica una súplica porque el amor de los Filipenses abunde más y más. Es muy interesante ver que el apóstol no ruega por el crecimiento de la oración, o por el crecimiento en la lectura de los textos sagrados, sino por el crecimiento del amor.
La palabra que Pablo utiliza es αγαπη.  Esta es una palabra muy utilizada por Pablo que indica no solo un bello sentimiento que nace en el corazón sino un accionar movido por la una fe sólida.  Explicando el uso de la palabra ágape, Barclay afirma:

“…todas las palabras ordinarias que significan amor expresan una emoción... El enamorarse no es ninguna proeza; es algo que nos sucede y que no podemos evitar. No hay ninguna virtud particular en el hecho de enamorarse, pues, para ello, poco o nada consciente tenemos que hacer. Simplemente, sucede. Pero  ágape implica mucho más. Ágape tiene que ver con la mente. No es una mera emoción que se desata espontáneamente en nuestros corazones, sino un principio por el cual vivimos deliberadamente.  Ágape se relaciona íntimamente con la  voluntad. Es una conquista, una victoria, una proeza... ágape no es meramente una ola de emoción; es una deliberada convicción que resulta en una deliberada norma de vida. Es una proeza, una victoria, una conquista de la voluntad.  Ágape apela a todo el hombre para realizarse; no sólo toma su corazón, sino también su mente y su voluntad”. [1]

Seguramente la descripción más precisa que Pablo hace del amor ágape la podemos leer en 1 Corintio 13. En la iglesia de Corinto sobreabundaban los dones espirituales pero les faltaba en vínculo perfecto, el amor. Así que Pablo les dice, que no importa que don tengan, ni importan cuánto dinero donen, no importa si entregan su propia vida, sino existe el amor de nada sirve.
La oración de Pablo por los Filipenses trata del crecimiento de este amor: que vuestro amor abunde aun más y más. La palabra que se traduce por abunde aun más y más indica sobreabundancia. También se utiliza en el milagro de Jesús con la multiplicación de los panes y los peces: sobreabundó de tal manera que sobraron 12 cestas. En 1 Tesalonicenses 4:1 Pablo les ruega a los hermanos sobreabunden en buen comportamiento.
El amor de los Filipenses debe sobreabundar en ciencia y en todo conocimiento. Parecería ser un poco contradictorio. Alguien podría creer que el amor, y la ciencia y el conocimiento se oponen. Pero no. Al contrario. El conocimiento y la ciencia en sí mismos, como fin último empobrece. El punto de equilibrio es el amor que tiene ciencia, que conoce, que interpreta; y el conocimiento que permite tomar decisiones sabías.
La Biblia de las Américas nos amplia un poco más el sentido del texto: Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento. (LBLA)
El punto central es conocimiento verdadero y discernimiento. La finalidad del ruego del apóstol nos permite entender un poco mejor el texto. Pablo dice que la sobreabundancia del amor en ciencia y conocimiento les permitirá  a los Filipenses aprobar lo mejor, ser sinceros e irreprensibles, llenos de frutos de justicia.
Es importante mencionar que la iglesia de los Filipenses ni ninguna iglesia del primer siglo contaba con el Nuevo Testamento como lo conocemos hoy. Esto quiere decir que les era indispensable contar con un conocimiento que les permitiera discernir, escoger y aprobar lo mejor. De ahí la importancia del ruego de Pablo y la súplica.
Hoy contamos una palabra revelada por Dios y organizada en un texto que llamamos Biblia. Nuestra tarea es estudiarla. Así mismo es necesario  que nuestro amor sobreabunde en conocimiento para poder conocer acertadamente el mensaje del texto bíblico.
La sobreabundancia del amor nos permitirá entonces tener la habilidad de discernir los bueno y lo malo, y nos permitirá elegir adecuadamente. Así mismo por permitirá ser sinceros. Cuanta falta nos hace la sinceridad, la veracidad; que los que decimos sea lo que vivimos; que no tengamos máscaras en nuestro rostro, y que en la iglesia seamos los mismos que en casa, en el trabajo, y en la soledad.
El ser irreprensibles es no tener causa ni dar motivos para tropezar ni para ser tropiezo. El término indica no generar escándalo. Lamentablemente en nuestros días las personas rechazan el evangelio más por las erradas prácticas de los evangélicos que por el evangelio en sí mismo. Lamentablemente muchos no somos irreprensibles.
El versículo 11 inicia con un resumen de todo lo que Pablo ha dicho. La sobreabundancia del amor terminará por generar en los cristianos frutos de justicia, frutos de santidad, evidencias correctas, que se convierten en gloria y alabanza de Dios.
¿Qué podría dar más alabaza a Dios que nuestros frutos de justicia? Mucho hablamos de la alabanza y limitamos nuestra enseñanza al cantar y adorar. Alabar a Dios va mucho más allá, e indica que son nuestras acciones las que en últimas deben alabar a Dios. ¿Lo estamos haciendo?
La oración de Pablo por los Filipenses indica dos acciones muy importantes. Por un lado la acción de gracias por la constante comunión en el evangelio; por otro el crecimiento del amor. Todo termina en la alabanza a Dios. Es por esto que de esta primera sección podemos desprender el siguiente principio  que nos motiva a un cambio  y nos presenta un verdadero reto.
La constante comunión en el evangelio y el crecimiento del amor son dos características de una iglesia sana y madura, que vive para gloria y alabanza de Dios.
¿Vivimos en constante comunión? ¿Podría el apóstol Pablo escribir una carta y dar gracias a Dios de nuestra comunión? ¿Las personas que nos rodean pueden caracterizarnos como una iglesia que vive en comunión  constante?
¿Crecemos en amor? ¿Nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos está basada en una convicción sólida basada en lo que creemos y no en nuestro corazón?
¿Nuestras acciones  alaban a Dios? ¿Todo lo que hacemos se podría clasificar como frutos de justicia de manera que se conviertan en una ofrenda de alabanza agradable a Dios?
La oración del Apóstol nos anima a evaluar nuestra vida. A tomar decisiones. Lo importante es que, como le sucedió a la iglesia de Filipos, el que comenzó la buena obra la perfeccionará hasta el día en que Cristo regrese.
John Anzola.  Junio de 2012



[1] Barclay, Palabras griegas del Nuevo Testamento. 

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