25/6/12


Gloriarnos en Cristo.

Introducción.
Después de leer y estudiar Filipenses 3 podría compararlo con el fuerte sonido de una sirena que advierte un peligro, o con el sonido del ferrocarril cuando se acerca, o con la luz roja que se enciende cuando las cosas comienzan a estar mal.

Durante su ministerio el apóstol Pablo tuvo la oportunidad de escribir una serie de cartas a las iglesias que se habían fundado durante la expansión misionera del primer siglo. Cada carta tiene sus características particulares. Algunas de ellas son de carácter amoroso como Filipenses, otras por el contrario son un fuerte llamando de atención como 1Corintios, otras son más de carácter doctrinal como Gálatas y Romanos.

Algunos comentaristas están de acuerdo en señalar que la carta a los Filipenses es una carta de un pastor amoroso a una iglesia que ama. La intensión del autor es enviarles un fuerte saludo, comentarles cómo van sus asuntos respecto a la prisión y animarlos para que vivan en unidad, comunión y en alegría. La carta a los filipenses se clasifica dentro de las cartas de prisión y también se podría señalar como  una carta pastoral.

Aunque la motivación del apóstol no es corregir serios problemas dentro de la iglesia, como con 1 de Corintios; o corregir problemas de tipo doctrinal como en Gálatas; el apóstol hace una fuerte advertencia doctrinal en el capítulo 3 de Filipenses.

Sonido de alarma.
Haciendo una comparación de los 4 capítulos de la carta, el capítulo 3 es tal vez el más denso en cuando a su contenido. El versículo 1 de este capítulo indica un cambio de tema de 180 grados. En el capítulo 2 ha mencionado la importancia de vivir en comunión y de manera humilde siguiendo el ejemplo de Jesucristo; les señala la importancia de vivir ocupados en la salvación; y menciona a Timoteo y Epafrodito como líderes humildes dedicados a la iglesia.

Al parecer las palabras que componen el capítulo 3 de Filipenses son recomendaciones que Pablo ya había hecho a la iglesia y que él les repite ya que no es molesto para él y para la iglesia es seguro. La repetición como técnica de enseñanza nunca pasará de moda. Pablo asegura que al repetir sus enseñanzas los filipenses serán seguros.

Las alarmas se encienden en el versículo 2. Encontramos tres imperativos, tres órdenes en una sola. Es aquí cuando más fuerte suenan las alertas. LA RVR 60 traduce las palabras como: guardaos. La BLS, la NVI, la DHH, y otras como: cuídense. La palabra en griego es βλεπετε, se repite tres veces en el mismo versículo, y su significado primario es mirar, observar; luego discernir implicando una contemplación especial.

Pablo quiere que su orden, su mandamiento, quede muy claro: miren muy bien, dense cuenta, analicen, observen con atención, miren y tomen una decisión, miren y cuídense.  Para cada una de las órdenes encontramos un objeto del cuidado: de los perros, de los malos obreros, de los mutiladores del cuerpo.  

Al referirse a los perros el apóstol no se refiere literalmente a los canes que conocemos hoy, los llamados, mejor amigo del hombre. Quiere señalar con estas palabras a los hombres que por su impureza moral deben estar lejos de los creyentes. Con este sentido también se usa esta palabra en Apocalipsis 22:15.

El calificativo obreros malos está dirigido, pareciera, a personas con cierto liderazgo en la iglesia que al final de cuentas sus enseñanzas podrían ser inoportunas, inexactas, y alejadas de la enseñanza del apóstol.

La palabra que se traduce por mutiladores del cuerpo es κατατομην e indica directamente a los circuncidados. Como en una cascada de agua Pablo va precisando la descripción. Perros podrían ser cualquiera; obreros malos limitaría un poco más el conjunto; pero al referirse directamente a los circuncidados, los lectores de la carta tuvieron muy claro de quién estaba hablando el apóstol.

Una de las grandes batallas que tuvieron que enfrentar las iglesias del primer siglo, y por lo tanto Pablo, fue en contra de las nuevas doctrinas judaizantes que se levantaron. Es importante mencionar que el evangelio de Jesús tuvo su origen en el pueblo judío y esto llevó a que muchos intentaran hacer una mezcla de las enseñanzas de Pablo y con los rituales judíos.

Uno de esos rituales era la circuncisión. Así, muchos predicaban que era indispensable ser circuncidado para ser salvo. Este mismo problema lo tuvo la iglesia en Galacia. En la carta a los Gálatas, Pablo hace un fuerte llamado de atención para no cambiar el evangelio, y es muy claro en asegurar que no es por obras de la carne y la ley, como la circuncisión, sino por la fe en Jesucristo que serían salvos.
El mismo problema parece estar surgiendo en la iglesia en Filipos. Muchos judíos intentaban obligar a los gentiles a realizar prácticas judías como la circuncisión, y lo más preocupante se sentían orgullosos y mejores por ser circuncidados. Su confianza estaba puesta en ésta práctica religiosa.

La descripción que hace Pablo en el versículo 2 no parece ser de tres grupos diferentes sino del mismo grupo a los que se refiere de tres maneras: Perros, malos obreros, los circuncidados. El mandamiento es claro: mírenlos muy bien y tengan cuidado de ellos, porque lo que ellos dicen no corresponde a la verdad.

El versículo 3 indica la razón por la cual ha dado el mandamiento. Contrario a lo que los circuncidados dicen y se enorgullecen, dice Pablo, los verdaderos circuncidados son los que sirven a Dios y glorían en Cristo Jesús, los que no confían en la carne, sino que al contrario, confían plenamente en lo que Cristo hizo por ellos en la cruz del calvario.

El problema de los obreros malos no estaba en que fueran circuncidados, estaba en que su confianza de justificación estaba puesta en el hecho mismo de la circuncisión, es decir, estaban confiados en su carne, en lo que ellos habían hecho por ellos mismos, en una marca carnal.

Si fuera por la carne… Pero es por Cristo.
Los versículos 4-14 tienen una característica muy interesante. Los 10 versículos están en primera persona singular, es decir, en los 10 versículos Pablo está hablando de él mismo.
La base de su argumentación está en sostener que los cristianos no pueden depender de lo que ellos son, piensan, dicen o hacen. En otras palabras, la confianza del cristiano no puede estar en la carne sino en Cristo. Pablo se pone de ejemplo. Si fuera por la carne, dice Pablo, entre todos, yo sí tendría de que sentirme orgulloso. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más.
La lista que sigue a continuación parece ser una excelente hoja de vida de un gran hombre del primer siglo. Esta hoja de vida en comparación con nuestra época, vendría a representar una hoja de vida de las más altas calidades.
Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, fariseo, celosos con los principios en lo que decía creer. En resumen, en cuanto a la ley era irreprensible. La regla para medir el comportamiento de los judíos era la ley, y Pablo dice que si lo tuvieran que medir con esa regla no encontrarían un motivo para llamarle la atención. Era justo respecto a la ley.
Si la discusión era tener motivos de confianza en la carne, en la hoja de vida, la mejor hoja de vida era la de Pablo.
Pero Pablo creyó en Cristo. Pablo amó a Cristo. Esa era la diferencia. En toda la carta a los Filipenses se menciona 29 veces la palabra Cristo. En el capítulo 1 se menciona 13 veces; en el capítulo 3 se menciona 8 veces. Junto con el capítulo 1, el capítulo 3 tienen un ingrediente cristocéntrico. El importante es Cristo. Pablo lo sabe.
La confianza y el amor que Pablo tiene en Cristo, le permite evaluar lo que él es, en la carne, frente a lo que ha hecho Cristo Jesús por él.        La conclusión es que todos sus logros, toda su hoja de vida, es basura, es nada, frente a lo que ha hecho Cristo Jesús por él.
Todos los logros de Pablo los estimaba como pérdida, como basura, como algo insignificante con el fin de conocer algo más excelente que lo que él como hebreo conocía, a Cristo. Ahora Pablo prefiere perder todo lo que ha ganado solo por ganar a Cristo. Prefiere estar unido a Cristo. Ahora Cristo es su señor.
Teniendo claro que lo importante es Cristo en Pablo y no los logros de Pablo, las palabras del apóstol se acercan a un punto central: la justificación. Los que se creían mejores porque eran circuncidados creían que eso era suficiente para ser aceptados por Cristo, por lo que eran, pero estaban equivocados.
En el versículo 9 Pablo es claro en mencionar que su deseo es adquirir la justicia real que es por la fe en Cristo, no la que se adquiere por medio de la ley.
Hasta este punto podemos resaltar dos conclusiones muy importantes tomando como ejemplo al apóstol Pablo.
En primer lugar, debemos tener muy en cuenta que nuestros logros en la carne, comparados con lo que Cristo ha hecho por nosotros, es una basura. Ante lo que él hizo por nosotros, nuestros logros son igual a nada. Es nuestro deber entender que es mucho más excelente el conocerle a él, el amarlo a él y el estar unido a él, que nuestros logros humanos.
En segundo lugar, al estar unidos a él, al negarnos a nosotros mismos, somos conscientes que si somos justificados lo somos por confiar en él y en su obra en la cruz, no por confiar en lo que nosotros hemos hecho,  dicho, pensado o logrado.
Era tan la unión de Pablo con Cristo, recuerde Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí (Gálatas 2:20), y su motivación de conocerle, que quería experimentar la resurrección, participar en sus padecimientos, y ser semejante a él en su muerte.  De esa manera deseaba Pablo terminar sus días.
Este deseo final del apóstol debe ser un reto para nuestras vidas hoy. Era tal la comunión que tenía el apóstol y Cristo que su deseo era terminar sus días como lo hizo su Señor. ¿Es nuestro deseo similar al de Pablo? ¿Tenemos tal convicción de su amor que estaríamos dispuestos y deseosos de ser participes con él en sus padecimientos, en su muerte y en su resurrección?
Los lectores de la carta, después de leer esta descripción autobiográfica podrían ver en Pablo el diseño del cristiano perfecto. Su pasado y su futuro están en dependencia directa de Cristo. Lo importante es Cristo, y lo que él hizo por Pablo. Así que podrían pensar que Pablo ya había llegado a lo más alto que se podría llegar. Frente a eso, Pablo hace una negación en los siguientes versículos.
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto. Pablo le dice a la iglesia: no crean que por lo que les estoy diciendo soy el cristiano perfecto. Si hubiese una regla para medir la madurez, yo, dice Pablo, no estoy en 10 puntos. No soy perfecto. Al contrario, sigo adelante. Fui alzando por Cristo, y quiero alcanzar lo que está destinado para mí.
En los versículos 13 y 14 remarca la misma idea: yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado,  y a continuación hace uso de una metáfora que los lectores de la carta conocían muy bien. Pablo dice, no pretendo haberlo ya alcanzado, al contrario soy como un atleta que olvida todo lo que ha corrido y tiene su mirada puesta en la meta final. Así que si importar lo que he dejado atrás, sigo adelante.
Madurez  doctrinal de la iglesia y sus líderes.
Los versículos 15 y 16 son un llamado a mantener la unidad doctrinal. No olvidemos que el común denominador a lo largo de estos capítulos ha sido la unidad y la comunión de la iglesia. En el capítulo 3 Pablo hace énfasis en la unidad doctrinal.
Alguien podría decir, al leer la primera parte del versículo 15, que pareciera haber una contradicción porque Pablo se dirige a los cristianos como los que somos perfectos pero antes ha dicho que él no es perfecto, pero en este punto el texto original nos ayuda.
En el versículo 12 Pablo utiliza la palabra τετελειωμαι que significa llegar a lo más alto, estar en el fin, ser perfecto por completo, lo que Pablo dice  que no es. En el versículo 15 la palabra es τελειοι que significa estar en el proceso de ser perfecto. La versión DHH dice en este texto: Todos los que ya poseemos una fe madura. Pablo está hablando de los cristianos maduros, que van en el camino a la perfección.
Las indicaciones que siguen a continuación están dirigidas a los creyentes que son maduros. No hay que olvidar que Pablo les envió la carta 10 años después de haber fundado la iglesia, de manera que los cristianos avanzaban en el camino de la perfección.
Los versículos 15 y 16 se podrían exponer de la siguiente manera: Los que somos maduros, esto mismo sintamos, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. Y si hay otro sentimiento Dios mismo se los revelará.  
Pablo les está recomendando que tengan cuidado de los malos obreros que quieren enseñar cosas que no son. Luego de dar su ejemplo, y recalcar que la justificación es por la fe y no por la confianza en la carne, Pablo les recomienda que tengan éste sentir todos, que todos compartan este mismo principio. Y si hay un principio más, es Dios quien se los revelará, no otras personas.
Este pasaje comparte ciertas características con el versículo 2 del capítulo 2: completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. El mensaje y el llamado es el mismo: vivamos en unidad.
Pablo se conducía de manera adecuada, por sus palabras los líderes de la iglesia también lo hacían, así que el versículo 17 es una invitación a seguir su ejemplo y el ejemplo de otros que se comportan de manera adecuada. Esta recomendación le permite iniciar el cierre de la descripción que inició en el versículo 2 de este capítulo, que está en lo versículos 18 y 19.
Porque por ahí andan muchos que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
Estas palabras Pablo ya se las había mencionado a la iglesia, y como un pastor que cuida su rebaño, o como el padre al hijo a quien ama, ahora les repite estas palabras de advertencia  llorando.  Del corazón del apóstol nacen sus más sinceros sentimientos de alegría y también de preocupación por la iglesia.
Los perros, los malos obreros, los que confían en la carne porque son circuncidados, niegan la cruz de Cristo. Negar la cruz de Cristo implica creer que lo que él hizo en la cruz del calvario no es suficiente para nuestra salvación, por lo tanto nosotros debemos hacer algo más para tener la justificación. Pensar de esta manera es un error. Este pensamiento es el que Pablo está combatiendo. Las personas que piensan de esta manera terminarán perdidas, se glorían por lo que deberían sentir vergüenza, solo piensan en lo terrenal.
Pablo cierra el capítulo con lo opuesto a estas personas. Mientras que ellas solo piensan en lo terrenal, los cristianos maduros piensan en el cielo, en una ciudad para ellos, en una esperanza que no avergüenza, en una transformación del cuerpo por el poder de Cristo, quien sujeta todas las cosas.
Conclusión.
Este capítulo presenta una estructura especial. Termina como comienza. Pablo habla del gozo en el versículo 1 y termina hablando de una esperanza y de una transformación que no puede producir más que gozo y alegría, en el versículo 20 y 21. En el versículo 2 inicia una descripción de personas equivocadas respecto a Cristo, descripción que cierra en los versículos 18 y 19. En los versículos 3 habla de identidad como cristianos maduros, en los versículos 15-17 ajusta la descripción. Y en los 10 versículos centrales, del 4 al 14 presentar su propio ejemplo de madurez.
Grandes lecciones nos deja este capítulo.
La buena comprensión del evangelio, de la obra hecha por Cristo en la cruz, debe generar en el cristiano maduro gozo y alegría. Tendremos una ciudad en el cielo para nosotros; esperamos a Jesús, nuestro salvador; nuestro cuerpo será transformado en un cuerpo de gloria semejante al de Cristo, esto debe generar gozo en el corazón del cristiano.
Lamentablemente algunos encuentran en el evangelio una preocupación por los hechos futuros, una preocupación que a la luz de la palabra de Dios no tiene fundamento. En realidad, hemos recibido algo tan grande que es imposible dejarlo atrás. 
De la misma manera que la iglesia del primer siglo tuvo con luchar contra las nuevas ideas que negaban la cruz de Cristo nuestra lucha permanece. Por una mala interpretación del texto bíblico, o una mala enseñanza del mismo, aún hoy existen personas que creen que su salvación está basada en lo que ellos son. Niegan la cruz de Cristo.
Muchas personas, equivocadamente, tienen su confianza en la carne, en sus hojas de vidas, en sus apellidos. Si bien es cierto la circuncisión no es hoy un motivo de orgullo en nuestras iglesias, lo es nuestros logros profesionales, años de liderazgo, proyectos desarrollados, etc. Muchos aún hoy terminan confiando más en su carne que en la obra hecha en la cruz.
Ante este hecho es indispensable, que como en la iglesia de Filipos, existan cristianos maduros que sirva a Dios y se gloríen en Dios, no en sus logros. Es necesario que la iglesia, hoy, madure de manera que tenga unidad doctrinal basada en la Biblia como plena revelación de Dios. Hoy nuestro reto es a seguir el ejemplo del apóstol Pablo y tener un mismo sentir.
Sin duda alguna el ejemplo del apóstol tiene plena vigencia. Qué madurez. Teniendo una hoja de vida intachable la estimó como basura. Decidió perder lo que había ganado en su carne por ganar a Cristo, por amor, por tener un conocimiento más excelso. Qué ejemplo. Su relación, su amor, su dependencia, su unión con Cristo fue tan fuerte que deseaba participar en sus padecimientos, su muerte y su resurrección. Pero no corto con eso, no se creía perfecto. Como atleta, olvidando lo que ya había recorrido tenía su mirada puesta en la línea de meta.
Maravilloso ejemplo. Pablo nos presenta una radiografía de un cristiano maduro, que hace parte de una iglesia madura.
¿Nos gloriamos en Cristo? ¿Está nuestra confianza puesta en él, o puesta en lo que nosotros hemos logrado? ¿Nos creemos mejor que los demás por nuestros logros? ¿Negamos la cruz de Cristo? ¿Esperamos ser justiciados por nuestras obras o por la fe en Cristo? ¿Tenemos la convicción de Pablo de querer participar con Cristo de sus padecimientos, muerte y resurrección? ¿Seguimos adelante aun lo que hemos ganado? ¿Tenemos nuestra mirada puesta en la línea de meta, o en nuestros logros?
Como miembros de nuestra iglesia ¿Compartimos una unidad doctrinal basada en las verdades bíblicas? ¿Dependemos de Dios y de su palabra para establecer principios de vida prácticos? ¿Somos ejemplos para otros?
El capítulo 3 Filipenses nos muestra un Cristo poderoso que merece toda la gloria por lo que él ha hecho y por lo que hará. Así mismo nos presenta una motivación profunda para llenar nuestro corazón de gozo al asegurar nuestra esperanza en Cristo. También nos presenta grandes retos que nos motiva a madurar, a creer.
Como es usual permítame resumir estos retos en dos principios de carácter práctico que nos ayudará a seguir creciendo como cristianos:
Una iglesia madura se evidencia por compartir una doctrina bíblica totalmente cristocéntrica que le permite permanecer fuerte ante quienes pretender negar la cruz de Cristo.
Un cristiano maduro se evidencia por gloriarse plenamente en Cristo, y vive confiado en que la fe en él lo justifica y lo convierte en ciudadano del reino de los cielos.

John Anzola
Junio de 2012. 














0 comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario. No olvides dejar tu correo electrónico.