Pareciera una obviedad pero es una realidad. Nunca antes nuestra sociedad fue tan cristiana, nunca antes nuestra sociedad estuvo tan alejada de Cristo.
Sorprende darse cuenta de la cantidad de personas que creen en el cristianismo pero no en Cristo. Sorprende darse cuenta lo poco que sabemos de Cristo. Sorprende darse cuenta lo mucho que se anuncia el cristianismo y lo poco que se predica a Cristo.
Muchos de los asistentes a las iglesias asisten más por el “alboroto” que por Cristo. Puede ser la razón por la cual muchas iglesias están llenas de personas y en tan pocas Cristo sea una realidad evidente.
Fue efectivamente el alboroto causado lo que llamó la atención de miles de personas en la fiesta del Pentecostés, en Jerusalén. Un estruendo y el sonido de diferentes idiomas hablados al mismo tiempo fue lo que dejó atónitos y perplejos a todos los que se acercaron a ver lo que ocurría en el Aposento Alto.
La primer conclusión fue clara – Están borrachos.
En ese contexto se dio la primera predicación de Pedro. Lleno del Espíritu Santo se puso en pie y en su primer discurso anunció el punto central del evangelio, anunció a Cristo.
Después de citar la promesa hecha por Dios al profeta Oseas y el cumplimiento de la misma en ese preciso momento, Pedro hace referencia a Jesús.
- Ustedes lo conocieron, supieron quién era, vieron sus milagros, escucharon sus enseñanzas, obtuvieron sus beneficios, lo tomaron preso, lo mataron – Les dijo el apóstol. Pero no se quedó en la tumba, resucitó. – Continúo el apóstol – A éste, a Jesús, Dios lo ha hecho Señor y Cristo.
Aunque muchos llegaron al Aposento Alto por el alboroto, muchos escucharon el punto central del evangelio: Jesús es el Cristo, es el Señor.
Lo mismo sucede en nuestros tiempos. Muchos llegan a nuestras iglesias por el alboroto del cristianismo. La música, los programas, los milagros, las oraciones, los eventos, los cultos, muchas veces hacen a un lado el centro importante. Prestamos más relevancia a la forma y dejamos a un lado el fondo.
Ser cristiano no es vivir como Cristo vivió, ser cristiano consiste en que Cristo viva en mi corazón. Que él sea el Cristo y Señor de mi vida. Eso sucede cuando él es el centro de mi fe.
¿Vive Cristo en tu corazón? ¿Es Cristo el Señor de tu vida? ¿Vas a la iglesia como una actividad más de tu vida? ¿Es Cristo el centro de tu cristianismo?
John Anzola
06/12/2012
Sorprende darse cuenta de la cantidad de personas que creen en el cristianismo pero no en Cristo. Sorprende darse cuenta lo poco que sabemos de Cristo. Sorprende darse cuenta lo mucho que se anuncia el cristianismo y lo poco que se predica a Cristo.
Muchos de los asistentes a las iglesias asisten más por el “alboroto” que por Cristo. Puede ser la razón por la cual muchas iglesias están llenas de personas y en tan pocas Cristo sea una realidad evidente.
Fue efectivamente el alboroto causado lo que llamó la atención de miles de personas en la fiesta del Pentecostés, en Jerusalén. Un estruendo y el sonido de diferentes idiomas hablados al mismo tiempo fue lo que dejó atónitos y perplejos a todos los que se acercaron a ver lo que ocurría en el Aposento Alto.
La primer conclusión fue clara – Están borrachos.
En ese contexto se dio la primera predicación de Pedro. Lleno del Espíritu Santo se puso en pie y en su primer discurso anunció el punto central del evangelio, anunció a Cristo.
Después de citar la promesa hecha por Dios al profeta Oseas y el cumplimiento de la misma en ese preciso momento, Pedro hace referencia a Jesús.
- Ustedes lo conocieron, supieron quién era, vieron sus milagros, escucharon sus enseñanzas, obtuvieron sus beneficios, lo tomaron preso, lo mataron – Les dijo el apóstol. Pero no se quedó en la tumba, resucitó. – Continúo el apóstol – A éste, a Jesús, Dios lo ha hecho Señor y Cristo.
Aunque muchos llegaron al Aposento Alto por el alboroto, muchos escucharon el punto central del evangelio: Jesús es el Cristo, es el Señor.
Lo mismo sucede en nuestros tiempos. Muchos llegan a nuestras iglesias por el alboroto del cristianismo. La música, los programas, los milagros, las oraciones, los eventos, los cultos, muchas veces hacen a un lado el centro importante. Prestamos más relevancia a la forma y dejamos a un lado el fondo.
Ser cristiano no es vivir como Cristo vivió, ser cristiano consiste en que Cristo viva en mi corazón. Que él sea el Cristo y Señor de mi vida. Eso sucede cuando él es el centro de mi fe.
¿Vive Cristo en tu corazón? ¿Es Cristo el Señor de tu vida? ¿Vas a la iglesia como una actividad más de tu vida? ¿Es Cristo el centro de tu cristianismo?
John Anzola
06/12/2012
¿pero... eso es lo importante de Jesús, es todo lo que se puede decir de él? ¿Quien es el padre, el que busca los verdaderos adoradores? ¿fue Jesús un hombre expectacular cual no lo ha habido ni lo habrá jamás? ¿o arrio tenia razon cuando dijo que Jesús era un hombre corriente y Dios lo había hecho nacer de él?
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Efectivamente lo dicho en el artículo no se acerca a la importancia de Jesús. Faltarían años para terminar de hablar de él.
ResponderEliminarJesús es el Cristo, es el Señor, el punto es que el cristiansmo debe regresar a su centro importante, a Cristo.
Un abrazo.
John Anzola.